Los himnos nacionales en la Villa Magistral de la Orden en Roma, una breve parada en la terraza para admirar la vista, y una larga y cordial conversación sobre pasado y presente. Esos han sido los pasos de la visita del Presidente de la República de Hungría László Sólyom, acompañado por su esposa, al Gran Maestre de la Orden de Malta, Frey Andrew Bertie, que ha reforzado antiguas alianzas. El presente está representado por la Asociación húngara, con su cuerpo de voluntarios “Magyar Máltai Szeretetszolgálat”, y sus actividades en favor de los ancianos y los sin techo, sus equipos médicos y sus organizaciones de ayuda a las familias y los niños, para prestar servicios sociales y de asesoramiento. Cuenta con 580 trabajadores y 6.000 voluntarios. El Gran Maestre agradeció al gobierno húngaro el apoyo decidido que presta a las actividades que se desarrollan desde que se reanudaron, en 1990, las relaciones diplomáticas bilaterales que se habían establecido en 1925.
La reunión se centró también en el 50 aniversario de la insurrección de Budapest en 1956. “El sacrificio de los héroes de 1956 no fue vano”, afirmó el Gran Maestre. “Fueron y serán siempre un ejemplo para las generaciones futuras de Hungría. Su combate ha representado y representará en los años venideros un compromiso de lucha contra lo que amenaza la libertad y el destino de una nación”.
Para conmemorar esa época dramática, el Presidente recibió una copia del Boletín Oficial de la Orden publicado en mayo de 1957, cuando el lugarteniente del Gran Maestre lanzó un llamamiento para que todos los miembros de la Orden prestasen asistencia a las familias húngaras y polacas. Lászlo Sólyom, Jefe de Estado desde agosto de 2005, recordó la presencia y el compromiso de Andrew Bertie, en aquel entonces uno de los miembros más jóvenes de la Orden de Malta, en la asistencia a los refugiados y los combatientes por la libertad en la frontera austrohúngara, y le concedió al Gran Maestre una medalla en reconocimiento a sus acciones.