Entre 1.500 y 1.600 refugiados ucranianos cruzan cada día la frontera con Rumanía. Hasta hace unas semanas llegaban hasta 30.000 personas al día. Muchos de ellos siguen su camino hacia Polonia, Hungría, Alemania y otros países europeos. Desde el estallido del conflicto, el 24 de febrero, el servicio de ayuda de la Orden de Malta en Rumanía trabaja en estrecha colaboración con la Embajada de la Orden en Bucarest.

«La Embajada tiene un canal abierto con las autoridades rumanas, en particular con la unidad de primeros auxilios del Ministerio del Interior», explica el embajador Roberto Musneci, que acaba de regresar de una misión en Ucrania y Moldavia, donde ha llevado productos de primera necesidad para los refugiados. «Gracias a ello, nuestro cuerpo de ayuda puede intervenir en el momento justo y de manera precisa, y se distingue así de las organizaciones no gubernamentales». De hecho, el embajador explica que la reciente nota verbal enviada por las embajadas de la Orden de Malta a las embajadas ucranianas en sus respectivos países ha permitido que los envíos de ayuda humanitaria procedentes de Europa pasaran por las aduanas sin retrasos burocráticos, para ser distribuidos desde allí a las principales ciudades, desde Lviv a Ivano Frankivsk, y repartidos a los refugiados rápidamente.

El servicio de ayuda rumano de la Orden de Malta, con mil voluntarios y cien trabajadores, gestiona tres centros a lo largo de la frontera ucraniana: en Siret, donde también opera un equipo del cuerpo de ayuda italiano de la Orden de Malta; en Sighetu Marmației, también en la frontera, donde ayuda a las autoridades locales a recibir a los refugiados; y en Satu Mare, con un centro logístico donde se recoge material humanitario para ser transportado a Ucrania.

El embajador Musneci ha visitado personalmente estos centros operativos junto con el presidente y el director general del cuerpo de ayuda rumano, Mihály Denes y Ferenc Tischler, la directora del programa Anca Simu y la coordinadora de país de Malteser International, Teresa Boeselager. Desde aquí, la delegación ha viajado a Solotvino, en Ucrania, donde se ha reunido con las autoridades locales para estudiar una posible cooperación en la red de apoyo a los refugiados. El encuentro con el alcalde de esta ciudad a orillas del río Tisza, que alberga a miles de refugiados, ha resultado especialmente conmovedor, según el embajador Musneci, ya que ha relatado la huida desesperada de muchas familias y de hombres ahogados en su intento de cruzar el río.

La visita ha continuado con una parada en Beregovo, donde la Orden de Malta en Ucrania gestiona un enorme almacén de alimentos y productos de primera necesidad y al que llegan camiones de ayuda humanitaria que incluyen generadores, cocinas, alimentos y bebidas.

A continuación, la delegación se ha desplazado a Moldavia, donde ha sido recibida por el embajador de la Orden en el país, Peter Canisius von Canisius. Aquí ha entregado el cargamento de productos humanitarios recogidos por Malteser International.

«La tarea de la Embajada es apoyar a nuestros cuerpos de ayuda, que trabajan por resolver problemas concretos. Intentamos facilitar esta tarea mediante la comunicación institucional y las relaciones con las autoridades. Trabajamos codo con codo. Así era antes de la guerra, en las actividades cotidianas, y aún más ahora que nos enfrentamos a la tragedia de la guerra».

Esta colaboración también da sus frutos en la recogida de donaciones para apoyar las actividades humanitarias: varias empresas italianas presentes en Rumanía han decidido contribuir a la red de ayuda.