Según las últimas informaciones de las autoridades filipinas, el número de afectados por las inundaciones del viernes se ha multiplicado por dos desde el lunes. Más de 63.000 familias, o 338.000 personas, han perdido sus hogares y pertenencias debido a las lluvias torrenciales. Más de 280.000 residentes se han refugiado en los centros de emergencia de la zona siniestrada, y hay más de 1.500 heridos. La cifra de fallecidos asciende al millar de personas.
La asociación filipina de la Orden de Malta, que lleva a cabo acciones de emergencia en la región, en coordinación con Malteser-International-es, ha enviado cerca de dos toneladas de alimentos, fármacos e instrumental a la zona siniestrada, Cagayan de Oro e Iligan. Cuatro voluntarios del cuerpo de emergencias de la asociación llegarán a Cagayan mañana.
“Mi esposa ha perdido algunos familiares en Iligan, en la provincia de Lanao del Norte. Muchos otros siguen desaparecidos”, informa Ramón Pietro, de la Orden de Malta. “Estamos coordinados con muchas personas. Enviamos elementos como mantas, toallas, guantes de hospital, colchones y jabón a nuestro hospital asociado, dirigido por las Hermanas de la Piedad en Iligan, y al hospital de San Pablo en Cagayan de Oro.”
La organización de ayuda internacional de la Orden de Malta, Malteser-International-es, lleva trabajando en Filipinas desde el tifón Ketsana en 2009, con formaciones en ayuda de emergencia y proyectos de reducción de riesgos, dado que el país está constantemente sometido a desastres naturales.
Las lluvias torrenciales fueron consecuencia de la tormenta tropical Washi, que pilló desprevenidas a cientos de familias de Mindanao en mitad de la noche el viernes.