El aumento de los precios a nivel mundial, los graves efectos del cambio climático y las consecuencias económicas de la pandemia han hecho que casi dos tercios de la población de Sudán del Sur dependan de la ayuda. Según Naciones Unidas, 7,7 millones de personas no pueden alimentarse adecuadamente.

«Esta es una situación alarmante. Cada vez nos resulta más difícil proporcionar alimentos suficientes a las personas que los necesitan. Como consecuencia del aumento de los precios del trigo, del aceite para cocinar y de la gasolina, nuestras entregas de ayuda son cada vez más caras y llegamos a menos personas», explica Roland Hansen, coordinador para África de Malteser International, la organización de ayuda internacional de la Orden de Malta. «A ello se suma que la ONU se ha visto obligada a recortar la ayuda alimentaria en Sudán del Sur por falta de fondos. Necesitamos urgentemente financiación para luchar contra esta hambruna. De lo contrario, los habitantes de Sudán del Sur, especialmente las mujeres y los niños, morirán de hambre», añade.

En los últimos años, la guerra civil en Sudán del Sur ha obligado a los habitantes de las zonas rurales a huir de la violencia constante. Muchos se han refugiado en zonas urbanas y su periferia. El enorme aumento de la población en estas zonas ha agravado la escasez de alimentos y la falta de agua potable. La población sufre hambre, malnutrición y desnutrición.

Desde 1996, Malteser International trabaja en Sudán del Sur, comprometida a mejorar las condiciones de vida de los sursudaneses. Los proyectos se centran en garantizar un acceso seguro al agua, el saneamiento y una nutrición adecuada.

Malteser International también participa en el apoyo a desplazados internos, mejorando la seguridad alimentaria y nutricional, en particular en el alumnado de la escuela primaria, y aumentando los índices de matriculación y permanencia en las escuelas, especialmente de las niñas.