De Escandinavia a Sudáfrica, de América a Asia, «nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa», ha dicho el 27 de marzo el Papa Francisco sobre la pandemia de coronavirus, «nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados (…) todos llamados a remar juntos». Justamente esa plaza de San Pedro vacía y calada por la lluvia, donde el Pontífice ha orado y ha impartido la bendición Urbi et Orbi, es el punto de partida de la breve conversación por Skype con el padre Gerard, fundador y presidente de la Hermandad del Beato Gerardo, la organización de asistencia de la Orden de Malta que opera en Mandeni, Sudáfrica, en una de las zonas más pobres del planeta: la provincia de KwaZulu-Natal.
«La plaza no estaba vacía», señala enseguida el padre Gerard, «toda la Iglesia estaba allí, todos nosotros estábamos allí, unidos por nuestra espiritualidad». «Desde luego, me emocioné, es cierto, mis ojos se llenaron de lágrimas, pero el Santo Padre estaba allí, intercediendo por nosotros. Su mensaje fue: «no temáis, aquí estoy para todos vosotros»».
¿Cuál es la situación actual en Sudáfrica?
Sudáfrica se considera el epicentro de la epidemia por coronavirus en África. Es un país de 59 millones de habitantes, y aunque por el momento las estadísticas no sean muy importantes, vemos aproximarse el tsunami y debemos prepararnos. Nos encontramos frente a un peligro enorme, nuestras estructuras sanitarias no están a la altura del desafío, el virus se propaga rápidamente en el país y según las previsiones del ministro de Sanidad Zweli Lawrence Mkhize, entre el 60 y el 70% de la población sudafricana se contagiará. Un modelo epidemiológico prevé entre 88.000 y 350.000 fallecimientos, únicamente en Sudáfrica. Ayer se registró la primera muerte.
Desde el 26 de marzo está en vigor un toque de queda que durará hasta el 16 de abril, los colegios están cerrados, y también las oficinas y los negocios. Solo quedan operativas las estructuras sociosanitarias, como la nuestra.
¿Y en Mandeni?
Desgraciadamente, justo hoy hemos recibido la noticia del primer caso comprobado de contagio en Mandeni: se trata de una persona que tuvo contacto con un caso positivo que había estado en Johannesburgo. En esta región, que sufre de superpoblación y de pobreza extrema, el 80% de los habitantes viven con menos de 100 euros al mes, no hay dinero para pagar un tratamiento, ni siquiera para poder alimentarse; hay un nivel muy bajo de conocimiento y de conciencia respecto del riesgo que corremos. Las personas viven en chabolas, en estrecho contacto, y pocos de ellos tienen acceso a fármacos o a asistencia médica. Pronto habrá muchos contagiados y enfermos que ni siquiera contarán para las estadísticas.
¿Cómo está funcionando el centro de la Orden?
Los colegios están todos cerrados, y también nuestra guardería. Los niños de nuestro hogar infantil siguen recibiendo los cuidados de nuestro personal, pero no pueden ir al colegio. Muchos de ellos son niños con enfermedades previas o en curso, por tanto, más vulnerables frente al virus. Debido al confinamiento, estamos también entregando los fármacos antirretrovirales a domicilio a nuestros pacientes seropositivos o enfermos de Sida: muchos de ellos ya han recibido lo necesario para dos meses. Desgraciadamente, ya no podemos permitir la entrada de visitantes en nuestro servicio hospitalario de recuperación. Por el momento, nuestros equipos de asistencia domiciliaria solo pueden atender emergencias, y reforzaremos las actividades de nuestros equipos de atención sanitaria.
¿Disponen de una unidad de cuidados intensivos?
No, y el hospital más cercano con instalaciones adecuadas está a unos setenta kilómetros de
distancia. Nuestro centro, donde atentemos a muchos pacientes inmunodeprimidos, sigue operativo y quisiera agradecer a nuestro personal su fiel labor. Estoy muy orgulloso de ellos y quisiera leerles lo que me ha escrito uno de ellos: «Debemos combatir y erradicar el virus juntos». Espero que sea un mensaje útil para todos. Pero necesitamos recursos económicos, hoy más que nunca, necesitamos la ayuda y el apoyo de todos.
Todas las misas han quedado suspendidas, ¿Cómo harán la Pascua?
Será una Pascua muy solidaria. Desde ayer, dado que todas las celebraciones han quedado suspendidas, celebro la santa misa en la pequeña capilla cerca de mi despacho, y lo retransmitiré por streaming todas las tardes a las 7, en el canal de Youtube Fathergerard, para todos nuestros voluntarios, trabajadores y benefactores. Haré lo mismo con la celebración de la Pascua.