¿Como responden la Iglesia y las instituciones y organizaciones religiosas al reto de la crisis climática y sus efectos en las migraciones? ¿Qué acciones deberían emprenderse para responder más eficazmente a las crecientes necesidades de las poblaciones desplazadas? Estas son algunas de las preguntas que se han estudiado en la nueva consulta sobre la crisis climática y los desplazamientos y migraciones, organizada online ayer por la sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y a la que fue invitada la Orden de Malta.
Se invitaba a los participantes a exponer casos prácticos que mostraran cómo trata cada institución este fenómeno, urgente y en pleno crecimiento. La Orden de Malta, por boca de su asesor diplomático el embajador Giuseppe Morabito, ha compartido algunos ejemplos de proyectos que se han adaptado para abarcar los desafíos que plantean las brutales consecuencias del calentamiento global como sequías, inundaciones, desertificación y aumento del nivel del mar. Por ejemplo: en el norte de Uganda Malteser-International-es, la organización de ayuda internacional de la Orden de Malta, ha promovido las edificaciones neutras en carbono, mediante la producción de paneles de construcción de alta calidad a partir de paja de arroz, que se considera residuo. De esta manera se han creado nuevos puestos de trabajo para los refugiados de Sudán del Sur y los miembros de las comunidades locales, además de contribuir a la protección del medioambiente. Otros ejemplos vienen desde Haití e India. En Haití, unos 900 agricultores han recibido formación en agricultura sostenible centrada en la biodiversidad; en India, en el desierto de Thar en Rajastán, Malteser-International-es ha ejecutado un proyecto encaminado a mejorar la seguridad alimentaria y reforzar la resiliencia de las comunidades desfavorecidas Dalit y Tribal frente a la sequía, lo cual ha disminuido significativamente las cifras de migración.
Las organizaciones de inspiración religiosa tienen un papel único, empezando por su actitud de diálogo con personas de distintos credos, ha explicado el embajador Morabito. Ha señalado también que los proyectos gestionados por la Orden de Malta se inspiran en la necesidad de proteger el medioambiente, tal y como indicó el Papa Francisco en su encíclica Laudato Si, donde menciona el concepto de ecología integrada, según el cual las personas y el planeta están profundamente interconectados. Las inversiones deben por tanto encaminarse al refuerzo de la capacidad de las sociedades civiles locales y a la colaboración con socios sobre el terreno. Igualmente, los proyectos a pequeña escala, especialmente en agricultura, deben apoyarse, puesto que anclan a las poblaciones en sus lugares de origen, crean empleo y son medioambientalmente sostenibles.