Queridos Hermanos y Hermanas, queridos voluntarios y simpatizantes de la Orden de Malta en todo el mundo, les deseo a todos ustedes y a sus familias una muy feliz Pascua.

De nuevo vivimos este momento, en el que los cristianos celebramos la resurrección de Jesucristo, con un sentimiento de consternación ante las terribles noticias e imágenes que llegan de la vecina Ucrania. Cada día presenciamos violencia sin sentido: misiles que apuntan a civiles desarmados, ciudades destruidas, violaciones, torturas y asesinatos. Crece la sensación de impotencia y el dolor ante esta brutalidad, esta falta de humanidad.

Sin embargo, las palabras del Papa Francisco en el Domingo de Ramos nos ofrecen esperanza y, sobre todo, nos recuerdan los principios de las enseñanzas de la Iglesia.

«Cuando se usa la violencia ya no se sabe nada de Dios, que es Padre, ni tampoco de los demás, que son hermanos. Se nos olvida por qué estamos en el mundo y llegamos a cometer crueldades absurdas. Lo vemos en la locura de la guerra, donde se vuelve a crucificar a Cristo. Sí, Cristo es clavado en la cruz una vez más en las madres que lloran la muerte injusta de los maridos y de los hijos. Es crucificado en los refugiados que huyen de las bombas con los niños en brazos. Es crucificado en los ancianos que son abandonados a la muerte, en los jóvenes privados de futuro, en los soldados enviados a matar a sus hermanos. Cristo es crucificado allí, hoy».

Cultivemos juntos la esperanza para Ucrania, y también para los numerosos países desgarrados por las guerras y los conflictos internos, desde Siria hasta Yemen, Somalia, Libia y Etiopía, de que se depongan las armas, dejen de explotar las bombas y avance la paz.

Desde la pandemia hasta la guerra de Ucrania, nuestros miembros, voluntarios y trabajadores humanitarios han puesto en práctica los valores de justicia y fraternidad expresados por la Orden de Malta con convicción y valor. Ahora trabajan dentro y fuera de Ucrania para proporcionar ayuda y asistencia a los refugiados que huyen. Camiones cargados de productos de primera necesidad llegan regularmente al oeste de Ucrania, donde nuestros operadores se encargan de la distribución. Se distribuyen diariamente alimentos y medicinas. Se ofrece asistencia médica, social y logística a los refugiados que han huido de su país. En los países de acogida, la Orden de Malta les proporciona apoyo y les ayuda a integrarse.

Mi agradecimiento a todos los que se han sacrificado personalmente en estas semanas para gestionar esta emergencia humanitaria.

Me reconforta pensar en mi próxima peregrinación a Lourdes, después de tres años de ausencia por la pandemia. En ese lugar sagrado rezaré por la paz y la convivencia entre los pueblos, junto con los numerosos miembros y voluntarios que se unirán a la peregrinación en los primeros días de mayo.

Una vez más, les pido a todos que recen por el Papa Francisco y por el éxito de nuestra reforma constitucional.

Renuevo a todos ustedes y a sus familias mis mejores deseos de paz en esta Semana Santa.