Queridos Miembros, Voluntarios y Amigos de la Orden de Malta
Mientras celebrábamos el más alegre acontecimiento del calendario de la Iglesia, el nacimiento de Cristo, mientras nos reuníamos con nuestra familia y amigos para celebrarlo, no hemos olvidado a los menos afortunados. Muchos de nuestros Prioratos y de nuestras Asociaciones Nacionales se centran en esta época del año en aportar comida, cuidados y calor humano a las personas sin hogar. Es parte del trabajo que nuestros miembros y voluntarios, en todo el mundo, desarrollan con un espíritu de amor cristiano.
La Orden de Malta acude en ayuda de los necesitados, y este último año hemos notado un aumento de los desastres naturales en el planeta. Miles de personas han padecido inundaciones, hambrunas, terremotos. Conseguimos hacer llegar nuestra ayuda humanitaria en muchas de estas ocasiones, pero también observamos que no disminuye el número de llamamientos.
Y mientras, prosigue nuestro apoyo diario a los que lo necesitan.
Acaba de llegar a su fin el Año Europeo del Voluntariado, y con esta ocasión quisiera manifestar la extrema gratitud de la Orden hacia los miles de voluntarios que han trabajado sin descanso, junto con nuestros miembros, no sólo durante este año especial dedicado al voluntario, que ha reconocido su esfuerzo internacionalmente, sino todos los años.
Ser voluntario al servicio de la Orden de Malta es testimonio de caridad cristiana y de nuestra vivencia personal de Cristo. El Papa Benedicto XVI explicó que “Asimismo, nos convertimos en instrumentos visibles de su amor en un mundo que todavía anhela profundamente ese amor en medio de la pobreza, la soledad, la marginación y la ignorancia que vemos alrededor nuestro”. En vuestro trabajo diario junto a los necesitados, sois testigos de la importancia de la dignidad humana y de la importancia del amor.
En 2011 nuestros voluntarios de toda Europa han trabajado en un sinnúmero de intervenciones en ayuda al prójimo. Hay tantos ejemplos – desde los sin hogar que acuden diariamente a nuestros albergues, hasta los refugiados que se amontonan en las islas de Lampedusa y Malta, o en nuestros hogares de tantas ciudades europeas. Están también los peregrinos discapacitados que acompañáis hasta Lourdes o hasta vuestros santuarios nacionales; está el apoyo a domicilio que ofrecéis a los ancianos o a las personas solitarias, atemorizadas o malnutridas; están los comedores populares donde preparáis almuerzos reconfortantes en el crudo invierno; están aquellos de entre vosotros que se sientan a jugar y a leer con los alumnos de las escuelas y orfanatos de Europa Oriental. Todas estas acciones, aún las más pequeñas, de amor y cuidado, de compromiso y coherencia, son las luces que iluminan el mundo y que aportan calor y esperanza a los necesitados. Cada día con vuestro trabajo retomáis la misión de la Orden desde hace novecientos años, de atender a los enfermos y los pobres, sean quienes sean.
Queridos voluntarios, ¡La Orden os saluda! Proseguid con vuestro trabajo, nunca os rindáis, nunca olvidéis que el gesto que hacéis puede hacer más feliz a otra persona.
Queridos miembros, trabajamos juntos para ofrecer atención sanitaria, educación, apoyo a los discapacitados, los refugiados, los ancianos, las personas sin hogar, los niños – que son los más vulnerables… Y este trabajo, lo hacemos desde hace casi mil años en nombre de Cristo. Y seguiremos haciéndolo. Vuestra participación es esencial en este esfuerzo colectivo e incansable, y os doy las gracias a todos.
Os deseo un 2012 lleno de satisfacciones.
Frey Matthew Festing