La Orden de Malta, a través de su organización de ayuda internacional Malteser-International-es, aumenta su actividad con nuevas clínicas móviles
Desde que hace un año los iraquíes empezaron a huir en masa de Mosul y de las montañas de Sinjar, son ya más de tres millones las personas que en Irak han huido del grupo terrorista Estado Islámico. Naciones Unidas estiman que otras 1.700.000 se les unirán de aquí a finales de año.
Malteser-International-es, la organización de ayuda internacional de la Orden de Malta, tiene previsto ampliar su programa de asistencia médica en el país enviando clínicas móviles a las regiones meridionales, para hacer frente al creciente número de refugiados. “Mantenemos la movilidad de nuestras clínicas para así poder reaccionar con agilidad y eficacia a nuevos desplazamientos de la población, respondiendo a las necesidades de las personas que sufren”, ha afirmado la responsable de la ayuda de emergencia de Malteser-International-es Nicole Müller poco después de su vuelta del Norte de Irak.
Malteser-International-es ofrece actualmente asistencia médica a los refugiados de Erbil y alrededores, con un equipo médico móvil y centros de salud fijos instalados en dos campos de refugiados de la región.
“Sólo cerca de 10% de todos los refugiados viven en el campo en estos momentos. La mayoría se han instalado con familiares, en hoteles, casas particulares, o en espacios abiertos”, explica Nicole Müller. “Los equipos médicos móviles nos permiten llegar a estas personas que, de otra manera, no tendrían acceso a la atención médica por hallarse fuera de los campos”. Los equipos de Malteser-International-es en Irak están compuestos íntegramente por iraquíes huidos.
En los campos de refugiados se plantean grandes necesidades humanitarias, que aumentarán a medida que el número de personas aumente. “En los dos campos en los que ofrecemos asistencia médica residen por el momento un total de 25.000 refugiados, de los cuales el 90% son yazidíes huidos de las montañas de Sinjar. La mayoría de ellos ni pueden ni quieren volver a sus localidades de origen, porque todo ha quedado destruido”, ha afirmado Müller.
“Además, todos los días llegan refugiados procedentes de las zonas en el centro del conflicto. Muchas de las personas que se instalaron en hoteles buscan ahora plaza en los campos de refugiados: sus recursos se han agotado poco a poco, porque no han conseguido encontrar un trabajo”.
Debido a una ola de calor en el país, que ha elevado las temperaturas hasta los 50 grados, muchos de los refugiados iraquíes sufren trastornos gastrointestinales y dermatológicos, como la sarna. “El abastecimiento de agua es un grave problema”, explica Müller. En los alrededores de Erbil, Malteser-International-es proporciona agua potable a aproximadamente 800 familias, en colaboración con el Danish Refugee Council.
Malteser-International-es trabaja en el Norte de Irak desde agosto de 2014. En colaboración con los socios locales, ha ofrecido asistencia médica a aproximadamente 45.000 enfermos, heridos y refugiados, y ha distribuido kits de higiene y bienes de primera necesidad a casi 10.000 personas.
Fotografía: Carmen Wolf