«En momentos de inseguridad y de ansiedad» como el que estamos viviendo en todo el mundo por la pandemia de covid-19, «no hay nada más importante que una acción coordinada y una comunicación adecuada». Georg von Khevenhueller Metsch, presidente de Malteser Hilfsdienst, el cuerpo de ayuda alemán de la Orden de Malta, ha expuesto las actividades de la Orden de Malta en Alemania durante una videoconferencia el 23 de abril con unos setenta participantes de distintas estructuras de la Orden de Malta. Es la cuarta reunión virtual «Informes desde el frente» organizada por el Global Fund for Forgotten People desde el inicio de la emergencia provocada por el coronavirus.
Georg von Khevenhueller Metsch ha descrito cómo ha avanzado la pandemia en su país y el modo en que miles de voluntarios de Malteser Hilfsdienst se han movilizado para solucionar las más diversas necesidades surgidas en las últimas semanas. «Independientemente del tamaño de la intervención» que se ha podido realizar gracias a la fuerza, no solo numérica, de Malteser, «lo que ha supuesto una diferencia ha sido la capacidad de actuar, y no solo reaccionar, muy rápidamente. Esto también se debe al hecho de haber podido observar lo que ocurría en otros países». El presidente del cuerpo de ayuda alemán de la Orden de Malta ha subrayado que ahora «debemos ya pensar en volver a la normalidad, y este es un reto añadido para nuestra capacidad y nuestra flexibilidad».
Las estadísticas de la intervención de Malteser en Alemania son, en efecto, considerables, sobre todo en lo que se refiere al trabajo en los ocho hospitales gestionados por la Orden de Malta, con 92 camas de cuidados intensivos (y otras 41 potenciales), y las 34 residencias de ancianos. Se ha garantizado la separación entre enfermos de covid-19, pacientes sospechosos y pacientes en cuidados intensivos, y se ha ofrecido una formación al personal sobre las nuevas medidas anticontagios; también se han suspendido las visitas de familiares y se ha entregado tabletas a los pacientes para que puedan comunicarse con sus seres queridos. Las intervenciones quirúrgicas se han retrasado, y se ha organizado el acceso de sacerdotes que administran los sacramentos, «porque son muchos los pacientes que nos pedían también un apoyo espiritual».
En las actividades de protección civil se han implicado unos 3.000 voluntarios, desde la construcción de nuevos servicios en los hospitales hasta la organización logística del triaje a la entrada a los centros sanitarios o de actividades de pruebas drive-in, los test realizados en la calle sin que los pacientes desciendan de sus automóviles, en unas 50 localizaciones.
Naturalmente prosigue la labor de las 50 instalaciones para refugiados y migrantes gestionadas por la Orden, que intentan promover las medidas de distanciamiento y de higiene, «aunque no ha resultado fácil, puesto que dichas estructuras no son hoteles y no disponen de espacios amplios, lo cual presenta dificultades especialmente si alguno cae enfermo y debe quedar en cuarentena».
Los colegios gestionados por la Orden de Malta en Alemania han quedado cerrados, pero deberán reabrir sus puertas progresivamente en mayo. Ya se ha iniciado la formación de los docentes para garantizar la seguridad de los alumnos.
La actividad de los voluntarios encargados del transporte de los enfermos de covid-19 hasta los hospitales ha sido intensa. El servicio de entrega de medicamentos y de distribución de alimentos a los más vulnerables y aislados se ha incrementado en 3.000 voluntarios. Tras superar mil dificultades, han conseguido organizar nueve comedores sociales en colaboración con las autoridades locales, y han puesto en marcha nuevas actividades, como los servicios para animales de compañía de los enfermos, o, de extrema importancia, la fabricación de mascarillas de protección. También en este periodo «hemos recibido a una cantidad increíble de personas que se han ofrecido para colaborar con nosotros», un capital humano que no debe desperdiciarse, con nuevas ideas y nuevas iniciativas.
Por otra parte, se ha revelado esencial el apoyo online y telefónico: ya sea para responder a petición
de informaciones prácticas, o bien para dar un apoyo psicológico tanto a trabajadores y voluntarios como a la población general, con una atención especial a ciertas categorías: adolescentes, niños, padres con dificultades, ancianos solos. Se ha creado también una «sala de duelo virtual», un lugar en internet dedicado de manera específica al recuerdo de quienes ya no están, que probablemente no han tenido un funeral, un lugar de silencio, de memoria, de consuelo o de oración: «ha sido este un momento extremadamente importante en nuestra actividad, hemos observado las necesidades y las demandas».
Igualmente se ha trabajado mucho en torno a la comunicación interna y externa, con una cobertura mediática a menudo centrada en la prensa local que en ciertas ocasiones ha triplicado la media. Un instrumento fundamental ha sido la creación de una plataforma para comunicar con nuestro personal, pero también con la posibilidad de enriquecerse con eventos en directo en Facebook, por ejemplo sesiones de preguntas y respuestas con médicos, cómo organizar la asistencia a los enfermos en el hogar, cursos de primeros auxilios online…, también con podcast y tutoriales sobre cómo protegerse del virus, cómo coser una mascarilla en casa…
«Pero ¿qué hemos aprendido de esta pandemia, se pregunta Georg von Khevenhueller Metsch, qué podemos mejorar? Esto es lo más importante que debemos analizar. Hay que entender y hacer entender que debemos prepararnos mejor, encontrar nuevas soluciones», y el punto fundamental es «que nuestra labor, en todo el mundo, debe formar parte de esta solución, como una única y gran familia». «En esta emergencia disponemos de 6.000 voluntarios operativos, pero otros 40.000 al menos están recluidos en sus hogares sin trabajar, para ellos es una pesadilla», ha explicado el presidente de Malteser Hilfsdienst que ha puesto también el ejemplo de cómo, al inicio de la crisis en Italia, fue imposible enviar ayuda desde Alemania por culpa de las barreras burocráticas. «Será necesario llamar la atención del público en general pero también de los políticos, para reforzar la resiliencia frente a desastres a nivel federal, regional y local; crear en el público una conciencia sobre el papel de la Orden en el servicio a las comunidades vulnerables y en su capacidad de movilizar el apoyo de los voluntarios en caso de emergencia; reflexionar sobre nuestros servicios de voluntariado para posibles escenarios futuros críticos y complejos; y finalmente rediseñar, también con instrumentos virtuales, el apoyo espiritual para los miembros, los voluntarios y los beneficiarios».