Más de 50.000 fieles han estado presentes el pasado domingo en la Plaza de San Pedro para la canonización de dos nuevos santos, Giovanni Battista Scalabrini y Artemide Zatti. El primero fue el fundador de los Scalabrinianos, la congregación que atiende a los migrantes; el segundo, salesiano, fue él mismo un migrante en Argentina.
A la ceremonia han asistido el Lugarteniente del Gran Maestre, Frey John Dunlap, junto con el Gran Comendador, Frey Emmanuel Rousseau, el Gran Hospitalario, Frey Alessandro de Franciscis y Frey Roberto Viazzo, miembro del Consejo Soberano. La ceremonia de canonización ha sido también la ocasión de un encuentro entre la delegación de la Soberana Orden de Malta y el delegado del Papa, el cardenal Silvano Maria Tomasi, miembro de la congregación scalabriniana.
En su homilía, el Papa Francisco ha recordado algunos de los rasgos de los dos nuevos santos y los ha señado como ejemplo de incluir a todos, romper muros y prejuicios, cultivar la gratitud. De monseñor Scalabrini ha destacado el cuidado con el que trataba a los migrantes, a los que no hay que considerar «sólo problemas, sino también un designio de la Providencia». Su canonización pretende recordar a la comunidad cristiana su compromiso con la acogida y la integración de los emigrantes con vistas a una sociedad más fraternal.
Giovanni Battista Scalabrini, obispo fundador de las congregaciones de misioneros y hermanas de San Carlos Borromeo, fue proclamado beato por el Papa Juan Pablo II el 9 de noviembre de 1997.