Cada vez preocupa más la crisis humanitaria que se viven en Lampedusa, adonde llegan sin cesar embarcaciones repletas de inmigrantes norteafricanos.

En una de estas embarcaciones, envejecida, sin agua ni comida, se hacinan 26 mujeres, seis de ellas embarazadas, con 10 niños de edades comprendidas entre los 20 meses y los 7 años. Son refugiados de Somalia y Eritrea, salidos de Misurata cuatro días atrás para escapar de la guerra en Libia.

El día 26 por la tarde, una etíope de 26 años que viajaba con su marido se puso súbitamente de parto. A la llamada de SOS lanzada desde un teléfono móvil en el barco respondió el cuerpo de emergencias de la Orden de Malta, que patrulla sin descanso en los buques patrulla de los guardacostas y de la policía de Aduanas. Los médicos atendieron el parto, y la mujer dio a luz a un niño sano. Un helicóptero de la Marina Mercante italiana les transportó después a Lampedusa, donde se les practicaron los exámenes necesarios. “La madre y el bebé están en buen estado de salud”, comunicó el Director médico de Lampedusa, Pietro Bartolo.

Los guardacostas y la policía de Aduanas estuvieron muy ocupados durante todo el día: fueron cinco operaciones de rescate, 303 personas salvadas. En los últimos 25 días se ha atendido a 13.500 inmigrantes norteafricanos en el estrecho entre Túnez y Sicilia.