El Papa Francisco ha presidido el viernes 25 de marzo la liturgia penitencial en la Basílica de San Pedro, con una súplica para consagrar y encomendar la humanidad, y especialmente Rusia y Ucrania, al Corazón inmaculado de María.
«En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti (…)». «Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear. Haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. Haz de nosotros constructores de comunión».
En la celebración vaticana, en una basílica abarrotada por unos 3.500 cardenales, obispos, religiosos y fieles, también ha participado una delegación de la Orden de Malta encabezada por el Lugarteniente del Gran Maestre, Frey Marco Luzzago, junto con el Gran Comendador Frey de Villas-Boas, con Frey Roberto Viazzo y el embajador de la Orden de Malta ante la Santa Sede, Antonio Zanardi Landi.
Hace dos años, el 27 de marzo de 2020, desde la Plaza de San Pedro el Pontífice elevó una «súplica por el fin de la pandemia».
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