La Orden de Malta en Lituania ha lanzado su campaña anual de apoyo a los ancianos Malteser Soup, una exitosa iniciativa ya célebre que a lo largo de los años ha conseguido atraer a numerosos donantes y simpatizantes. Esta edición, la decimoquinta, es más importante que nunca, ya que la pandemia de la covid-19 afecta sobre todo a los mayores.
Los pilares de la campaña de recogida de fondos Malteser Soup siguen siendo los mismos: Se graban diez relatos de ancianos a los que atiende la Orden de Malta en Lituania, que después se retransmiten en la televisión nacional; el 20 de diciembre se retransmite en directo un concierto de recaudación de fondos. Se anima a los espectadores a donar tres o diez euros, durante la retransmisión de los documentales o durante el concierto.
A diferencia de las ediciones anteriores, los voluntarios no podrán este año organizar eventos en las 40 ciudades habituales, pero los encargados estarán activos en las televisiones regionales, en redes sociales, en los supermercados, las iglesias y los centros médicos o cívicos. Un acuerdo firmado con el ayuntamiento de Vilna permitirá que en el transporte público de la ciudad se proyecten pequeños vídeos de 12 segundos sobre la Malteser Soup.
En este país del Báltico, la pensión media asciende a 344 euros, por debajo del umbral de pobreza, fijado en 379 euros.
El objetivo de la campaña es recaudar fondos para los ancianos que viven solos, especialmente en zonas aisladas. La pandemia ha hecho que deban quedarse encerrados en sus hogares, provocando ansiedad e incertidumbre y haciendo que los ancianos no tengan otra posibilidad que depender de la generosidad de quienes les rodean.
La Orden de Malta en Lituania se ha fijado como objetivo recaudar 260.000 euros, cantidad necesaria para atender a 2.600 ancianos desfavorecidos, enfermos o aislados: alimentación, higiene y artículos básicos.
Los voluntarios de Malteser, armados con comida caliente y cajas de productos alimentarios, se desplazan hasta las poblaciones más remotas, donde los ancianos aislados esperan no solo un tazón de sopa, sino también palabras de consuelo y alguien que les escuche.