El 3 de septiembre de 2020 se cumplen 900 años desde el fallecimiento del Beato Gerardo, fundador de la Orden de Malta. También por ello, el retiro espiritual que se organiza anualmente en Roma reviste este año un significado particular. Los participantes, jóvenes miembros y voluntarios de la Orden de Malta procedentes de países europeos, pero también de Líbano y México, han realizado durante cuatro días ejercicios espirituales, bajo la batuta del capellán conventual Profeso Frey Georg Lengerke.

«En mi opinión, el silencio durante el retiro ha sido particularmente hermoso y valioso», afirma Ludwig v.B., miembro de la Gemeinschaft Junger Malteser (jóvenes voluntarios alemanes de la Orden). «Nos quedábamos en silencio todo el día hasta la cena, y en ese periodo de tiempo podía relajarme y ser yo mismo, cosa que me ha resultado muy positiva». «Durante el día hemos orado, con la inspiración de Frey Georg Lengerke, y después teníamos también momentos de meditación, de adoración eucarística y de oración personal, y Frey Georg y P. Romanos estaban a nuestra disposición para profundizar y confesarnos. Ha sido muy positivo también conocer a otros jóvenes de todo el mundo que participan en las actividades de la Orden de Malta, con quienes he podido compartir experiencias. Este conocimiento mutuo ha sido posible sobre todo el último día, con la maravillosa visita a la Villa Magistral».

El retiro, nacido con el objetivo de acercar a las generaciones jóvenes a la espiritualidad y las estructuras centrales de la Orden, además de darles la oportunidad de conocerse, ha concluido el domingo con una misa celebrada en la iglesia de Santa María del Aventino. Inmediatamente después, el Gran Comendador Frey Ruy do Valle Peixoto de Villas Boas y el Gran Hospitalario Dominique de La Rochefoucauld-Montbel han mantenido un encuentro con los participantes, respondiendo a sus numerosas preguntas.

En el mensaje enviado por Frey Giacomo Dalla Torre a los participantes, el Gran Maestre se ha referido a las «numerosísimas iniciativas en todo el mundo, nacidas para dar testimonio de la presencia cotidiana de la Orden al lado de los que sufren». «A todos ellos tendemos nuestra mano, ya que las personas necesitadas de ayuda en el mundo son innumerables», ha afirmado el Gran Maestre, animando a todos a «no cejar en nuestro esfuerzo por ampliar nuestra asistencia».

El Gran Maestre ha querido finalmente dar las gracias a todos los jóvenes, «futuro y esperanza de la Orden», por todas las iniciativas que ellos mismos han lanzado, recordando que «muchos proyectos nacen de iniciativas personales de jóvenes miembros y voluntarios» y se convierten, con el paso de los años, en tradiciones para la Orden.