La exposición «El icono ruso: oración y misericordia» se ha abierto al público el 10 de octubre en el Museo de Roma, en el Palacio Braschi. Hasta el próximo 3 de diciembre se expondrán al público 36 iconos de los siglos XVII y XVIII, señalando dos elementos imprescindibles para la vida espiritual de las Iglesias católica y ortodoxa: la oración y la misericordia.
Lanzada para celebrar el 25º aniversario del establecimiento de relaciones oficiales entre la Federación Rusa y la Soberana Orden de Malta, la exposición llega en un momento significativo, puesto que en 2017 se celebra el 320º aniversario del establecimiento oficial de relaciones entre el Imperio Ruso, guiado por Pedro el Grande, y la Orden, cuando gobernaba la Isla de Malta.
La exposición ha sido inaugurada en presencia del Lugarteniente del Gran Maestre, Frey Giacomo Dalla Torre del Tempio di Sanguinetto, de los miembros del Consejo Soberano y de aproximadamente 300 personas, entre representantes de las Iglesias católica y ortodoxa, diplomáticos y representantes de las instituciones civiles y culturales italianas.
La excelencia de los maestros rusos, capaces de renovar la exaltación espiritual respetando estrictamente la tradición figurativa, es patente en las piezas expuestas. Algunos de los iconos tienen orígenes ampliamente reconocidos, mientras otros proceden de regiones rusas que desarrollaron escuelas y estilos iconográficos locales.
El proyecto, patrocinado por la embajada de la Federación de Rusia ante la Santa Sede y la Soberana Orden de Malta y por el Gran Magisterio de la Soberana Orden de Malta, ha sido promovido por la Superintendencia de Bienes Culturales de la ciudad de Roma. Para su organización ha sido esencial la colaboración de dos importantes museos moscovitas: el Museo de Cultura y Arte Antiguo Ruso Andrey Rublev, y el Museo Privado del Icono Ruso de Mikhail Abramov.
En su preámbulo al catálogo de la exposición, el Lugarteniente del Gran Maestre Frey Giacomo Dalla Torre del Tempio di Sanguinetto ha escrito: «Estoy convencido de que la belleza de estas obras promoverá un mayor conocimiento del patrimonio artístico espiritual ruso, y reforzará los vínculos de comprensión entre la religión católica y la ortodoxa.»