Servimos a la humanidad en toda su belleza y en toda su miseria, afirma el Gran Maestre de la Orden de Malta Frey John T. Dunlap en una entrevista con KAI. Explica que los miembros de esta orden religiosa laica se comprometen «a servir imparcialmente a los pobres y enfermos de todo el mundo, independientemente de su etnia, nacionalidad o religión». La Soberana Orden, que es sujeto de derecho internacional, mantiene relaciones diplomáticas con 113 países. «Nuestra diplomacia no es una diplomacia egoísta, al servicio de los intereses de la Orden en todo el mundo. Promovemos los intereses de los pobres y los enfermos», señala el Gran Maestre.
KAI: La Orden de Malta es una orden religiosa laica. ¿Qué significa esto en la Iglesia Católica?
Los únicos miembros de pleno derecho de la Orden de Malta son sus «religiosos laicos», o Caballeros de Justicia. Una orden religiosa laica es aquella cuyos superiores y miembros son hombres y mujeres laicos que han hecho los votos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. En cambio, en las «órdenes clericales», los superiores y miembros son sacerdotes ordenados. La Orden de Malta es, por tanto, una orden religiosa laica por el hecho de contar con Caballeros de Primera Clase que profesan votos evangélicos. Por otra parte, los Caballeros y Damas de la Segunda y Tercera Clases trabajan junto con los Religiosos de la Primera Clase, sirviendo a nuestros maestros: los enfermos y los pobres. En el desempeño de este servicio, todos juntos construimos el Reino de Dios.
KAI: La Orden de Malta es un sujeto de derecho internacional, con embajadores acreditados ante los gobiernos de los Estados, que emite pasaportes diplomáticos, sellos de correos y moneda. ¿Cómo puede conciliarse esto con su carácter religioso en un mundo en el que existe la separación entre Iglesia y Estado?
– Debemos recordar que lo más destacable de la Orden de Malta, lo que incluso la hace única, es que es ante todo una orden religiosa, pero también una entidad soberana. En lo que respecta al gobierno interno de la Orden, no cabe duda de que no puede existir la denominada separación entre Iglesia y Estado. Sin embargo, el gobierno interno de la Orden no afecta a nuestro compromiso de servir imparcialmente a los pobres y los enfermos de todo el mundo, independientemente de su etnia, nacionalidad, religión o cualquier otro factor. Servimos a la humanidad en toda su belleza y en toda su miseria.
Nuestro cuerpo diplomático, que mantiene relaciones con 113 países, es esencial para apoyar nuestros esfuerzos de ayuda en todo el mundo. Nuestra diplomacia no es una diplomacia egoísta, al servicio de los intereses de la Orden en todo el mundo. Apoyamos los intereses de los pobres y los enfermos. Nuestra diplomacia apoya los esfuerzos de los Hospitalarios [responsables del trabajo humanitario de la Orden de Malta – KAI] y trabaja en lugares asolados por la violencia, el hambre y los desastres humanitarios. El hecho de que nos inspiremos en nuestra fe y nuestras tradiciones católicas romanas no cambia nuestra estricta neutralidad a la hora de servir a los débiles y olvidados de la sociedad.
KAI: La Orden de Malta fue en su día una orden caballeresca, pero hoy tiene una función principalmente caritativa. ¿Cuál es la magnitud de esta asistencia, y dónde se presta? ¿Está la Orden centrando actualmente su atención en ayudar a Ucrania?
– En el pasado, los miembros de la Orden de Malta pertenecían a las familias de la aristocracia europea; hoy en día, la admisión en la Orden se basa en los méritos adquiridos mediante el compromiso con la labor de la Orden. Como en el pasado, la misión de la Orden de Malta es dar testimonio de la fe y ayudar a los enfermos y a los necesitados, independientemente de su religión, origen o género. Para llevar a cabo esta labor en 120 países de los cinco continentes, la Orden cuenta con una red de 133 misiones diplomáticas, 52.000 profesionales y casi 100.000 voluntarios. Sus actividades se desarrollan en los ámbitos de la asistencia social y médica, el apoyo a las víctimas de guerras y catástrofes naturales y en las principales zonas de crisis actuales. En Ucrania, la Orden de Malta ha asistido a más de 300.000 personas en las fronteras, ha distribuido 6.700 toneladas de ayuda humanitaria en 71 ciudades diferentes del país y ha proporcionado asistencia psicológica y formación en primeros auxilios.
En el resto del mundo, la Orden de Malta financia y gestiona directamente varios centenares de centros médicos, 15 hospitales y un centenar de residencias para personas mayores, y también servicios de ambulancias e intervenciones de primeros auxilios. En Oriente Próximo, ayuda a las poblaciones afectadas por los conflictos y gestiona el único hospital con unidad de cuidados intensivos neonatales en Belén, en Cisjordania. Participa en operaciones de rescate de inmigrantes en el Mediterráneo. Promueve el uso sostenible de los recursos y fomenta proyectos de desarrollo medioambientalmente sostenibles, especialmente en los países más afectados por el cambio climático, siguiendo el concepto de ecología integral promovido por el Papa Francisco en su encíclica Laudato Sì.
KAI: La crisis interna de la Orden de Malta concluyó al cabo de pocos años con la redacción de una nueva Constitución y la elección de nuevos altos cargos. ¿En qué consistió esta crisis y cómo avanza la renovación de la Orden?
– El 3 de septiembre de 2022, el Papa Francisco promulgó la nueva Carta Constitucional y el nuevo Código de la Orden de Malta. El Capítulo General Extraordinario del 27 de enero de 2023 eligió un nuevo Soberano Consejo, es decir un nuevo gobierno, de la Soberana Orden de Malta y el 3 de mayo, para mi sorpresa y por la gracia de Dios, fui elegido 81º Gran Maestre, el primer Gran Maestre no europeo de nuestra historia.
Para reforzar su papel en el tercer milenio, la Orden de Malta ha entrado en una nueva fase de sus casi 1.000 años de historia, siguiendo incondicionalmente su lema: Tuitio Fidei et Obsequium Pauperum, dar testimonio de la fe y servir a los necesitados. La reforma restaura ciertos elementos fundamentales de la naturaleza religiosa de la Orden, revitalizando la dimensión espiritual y reforzando el papel de los miembros después de los votos. La reforma no desvirtúa sino que refuerza la misión humanitaria de la Orden, que sigue desarrollándose con renovado vigor.
KAI: ¿Desempeña la Asociación de Caballeros polacos de Malta un papel importante en la vida de la Orden?
– La Asociación de Caballeros polacos de Malta es una de las 48 asociaciones nacionales de la Orden. En la actualidad sólo cuenta con 140 miembros, por lo que es pequeña en comparación con otras asociaciones. Sin embargo, ocupa un lugar importante en el mapa de nuestras actividades. La historia de la Asociación polaca es bastante complicada. Antes de la restauración de la independencia en 1918, los polacos tenían la posibilidad de pertenecer a asociaciones en otros países o in gremio religionis [es decir, que no dependían de las estructuras nacionales locales, sino directamente del Gran Comendador en Roma – KAI]. La Asociación de Caballeros polacos de Malta se registró formalmente en 1920, pero cuando los comunistas tomaron el poder tras la Segunda Guerra Mundial, la Asociación fue prohibida en Polonia y tuvo que operar en el extranjero, principalmente desde Londres y Roma. No fue hasta 1992 cuando se reactivó en Polonia y desde entonces ha construido una impresionante red de proyectos desde cero.
La presencia polaca en la Orden siempre ha sido importante. Muchos de los miembros polacos de la Orden fueron destacados patriotas que se dedicaron a la reconstrucción de Polonia en el plano militar, político, diplomático y científico, como el general Władysław Anders, los cardenales Aleksander Kakowski y August Hlond, Józef Piłsudski e Ignacy Mościcki. El cardenal Stefan Wyszyński también fue miembro de la Orden, pero para evitar la persecución se convirtió en miembro in gremio religionis.
El papel de los polacos de la Orden se ha incrementado significativamente durante la guerra de Ucrania: esta organización relativamente pequeña, con la ayuda de nuestras otras asociaciones y con la participación de un número impresionante de voluntarios, pudo montar rápidamente un programa de ayuda humanitaria, desde la organización de puestos médicos en las fronteras y estaciones de ferrocarril, hasta los programas de asistencia a largo plazo que aún están en funcionamiento, para los refugiados que permanecen en Polonia. La organización en Cracovia de la 30ª Conferencia Internacional de Hospitalarios de la Orden de Malta, del 15 al 17 de marzo de este año, es una prueba más del importante papel de la Asociación polaca. Se eligió Cracovia para subrayar la proximidad con la población ucraniana acosada por la guerra y destacar el enorme esfuerzo humanitario realizado por todos los organismos de la Orden de Malta, especialmente los fronterizos con Ucrania, para ayudar a los refugiados, los desplazados y los heridos. La elección fue al mismo tiempo un homenaje a los polacos que acogieron a miles de refugiados ucranianos en sus hogares y escuelas, proporcionándoles asistencia sanitaria y social. Por ello, participé en la Conferencia para expresar mi gratitud y apoyo a los Hospitalarios responsables de la labor humanitaria de la Orden de Malta.
KAI: Durante su visita oficial a Polonia, Su Majestad se reunió con el presidente Andrzej Duda. ¿Cuál fue el tema de esta conversación?
– Me conmovió mucho la calidez mostrada por el presidente Duda y me gustaría corresponder a tan amable hospitalidad, por lo que le invité a visitar Roma en 2025, cuando celebraremos los 35 años de relaciones diplomáticas. Durante la visita, constatamos la excelente cooperación en el ámbito humanitario, tanto en Polonia como en terceros países, y el presidente expresó su aprecio por la labor de la Orden de Malta. Quisiera transmitir al presidente mi más sincero agradecimiento por el apoyo de las autoridades polacas a nuestra Asociación y a nuestra obra benéfica. Durante mi estancia en Polonia, me conmovió mucho el maravilloso trabajo realizado en favor de los necesitados. Tuve la oportunidad de visitar varios proyectos, entre ellos un centro de diagnóstico integral, tratamiento y rehabilitación de niños con diversas discapacidades intelectuales y físicas. Me gustaría dar las gracias a los numerosos jóvenes voluntarios polacos por su extraordinario compromiso y profesionalidad.
Durante la reunión con el presidente Duda, también hablamos de los retos globales y de la necesidad de reforzar la acción diplomática ante el creciente número de conflictos armados y violaciones del derecho internacional humanitario. Coincidimos en que el multilateralismo es la única solución a las crisis a las que nos enfrentamos.