Más de cincuenta mil fieles, de todas las nacionalidades, se han reunido esta mañana en la Plaza de San Pedro para la última despedida al Papa Emérito Benedicto XVI. En primera fila de las autoridades ha estado también presente el Lugarteniente del Gran Maestre, Frey John Dunlap. Le han acompañado el Gran Canciller, Riccardo Paternò di Montecupo, el Gran Hospitalario, Frey Alessandro de Franciscis, el Recibidor del Común Tesoro, Fabrizio Colonna, Frey Roberto Viazzo, miembro del Consejo Soberano, y el embajador de la Orden de Malta ante la Santa Sede, Antonio Zanardi Landi.
El funeral, sobrio como había deseado el propio Joseph Ratzinger, ha sido oficiado por el Papa Francisco y concelebrado por 130 cardenales, 400 obispos y casi 3.700 sacerdotes.
Sobre el féretro, un Evangelio abierto, el que el Papa Benedicto XVI «que él esparció y testimonió durante su vida». Confiemos «a nuestro hermano en las manos del Padre», ha exhortado el Papa Francisco en su homilía, citando a continuación la invitación de San Gregorio Magno a un amigo a ofrecerle compañía espiritual: «En medio de las tempestades de mi vida, me alienta la confianza de que tú me mantendrás a flote en la tabla de tus oraciones, y que, si el peso de mis faltas me abaja y humilla, tú me prestarás el auxilio de tus méritos para levantarme».
Joseph Ratzinger fue admitido en la Soberana Orden de Malta cuando aún era cardenal, con el grado de Bailío Gran Cruz de Honor y Devoción, por el entonces Gran Maestre Frey Andrew Bertie. A lo largo de su pontificado, Benedicto XVI mostró siempre gran interés por las obras de la Orden de Malta al servicio de los más necesitados y siguió sus actividades en los cinco continentes. Pocos días antes de su dimisión, el Papa Benedicto XVI celebró en San Pedro el 900 aniversario de la bula papal de 1113, por la que el Papa Pascual II reconoció a la Orden de Malta como orden religiosa.
Durante estos días, dado el gran número de fieles que se han acercado a la plaza de San Pedro para asistir al funeral y visitar la capilla ardiente, el puesto de primeros auxilios de la Orden de Malta ha estado trabajando a pleno rendimiento, prestando asistencia médica a quienes la necesitaban. El puesto de primeros auxilios se constituyó con motivo del Año Santo de 195, y desde entonces está operativo los 365 días del año en la Plaza de San Pedro, al servicio de los peregrinos.
