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Frey John Dunlap escribe al Papa Francisco en la 57ª Jornada Mundial de la Paz

Frey John Dunlap escribe al Papa Francisco en la 57ª Jornada Mundial de la Paz
01/01/2024

Carta del Gran Maestre Frey John Dunlap en respuesta al mensaje del Papa Francisco con motivo de la 57ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el 1 de enero de 2024

Beatísimo Padre,

gracias por llamar de nuevo este año la atención de los fieles, de los gobernantes y del mundo entero sobre un tema de enorme y creciente relevancia para la paz entre los hombres, y que exige una reflexión moral a fondo y sin demora.

La inteligencia artificial representa, como se desprende del profundo mensaje de Su Santidad, uno de esos grandes desarrollos del conocimiento que provocan cambios radicales en la vida de la Humanidad, como el descubrimiento del fuego, el nacimiento de la capacidad del ser humano para reflexionar sobre sí mismo, la invención de las armas de fuego, el control de la fisión nuclear e internet. Pero la inteligencia artificial difiere radical y fundamentalmente de los desarrollos trascendentales mencionados: se trata de una herramienta beneficiosa para la investigación en muchos campos del conocimiento y el trabajo humanos, pero tiene un gran potencial para sustituir no sólo la inteligencia, sino también el corazón de los hombres, y arrebatarles las decisiones definitivas sobre la vida y la muerte de nuestros semejantes. De hecho, existe el riesgo, como Su Santidad ha señalado magistralmente, de que a las máquinas dirigidas por la IA se les confíen tareas que antes se confiaban exclusivamente al hombre, a sus facultades de apreciación y a su conciencia.

Llegado el punto en que, en determinados ámbitos, las capacidades de evaluación de las máquinas sean superiores a las del hombre (y ya lo son en muchos campos), las leyes ineludibles de la supervivencia dictarán que se confíen a las máquinas las decisiones sobre el uso de armamento, incluido el nuclear. Efectivamente, ¿es concebible que las decisiones sobre la reacción ante un posible ataque nuclear, que habría que tomar muy rápidamente, se confíen a un dirigente que, como todos nosotros, puede tener momentos de fatiga, confusión o pánico?

Hace ya más de diez años, cuando la inteligencia artificial se encontraba en una fase muy alejada de la actual, La Civiltà Cattolica llamó la atención de sus lectores sobre los riesgos que presentaban las armas robóticas autónomas, y creo que todos nosotros deberíamos estar agradecidos por la previsora atención con la que la Santa Sede sigue los desarrollos tecnológicos e informáticos y su impacto sobre el hombre, su conciencia y la supervivencia de la Humanidad y de los hombres que han recibido y aceptado el mensaje de Cristo. Y, a este respecto, una corriente de pensamiento del otro lado del Atlántico afirma que los seres humanos dotados de inteligencia artificial avanzada (IA 2.0) se convertirán básicamente en «seres híbridos», diferentes y superiores a los demás seres humanos. Se abren nuevas oportunidades, pero también nuevos y graves problemas morales, sociales y epistemológicos que nos dan la impresión de navegar en una niebla muy densa.

Desgraciadamente, como Su Santidad sabe mejor que nosotros, esta es una época en la que las espadas no se convierten en arados, sino los arados en espadas. Existe el riesgo de que la inteligencia artificial, como ya ocurre hoy con las redes sociales y las herramientas informáticas de uso generalizado, se utilice con fines geopolíticos. Un riesgo que hoy ya es una certeza y que las instituciones de control de las que tanto se habla en Naciones Unidas y en la Unión Europea difícilmente podrán controlar con eficacia. Llama la atención que sean los propios creadores y desarrolladores de inteligencia artificial, como Open AI hace unos días, los que señalen los riesgos que un desarrollo no regulado de la inteligencia artificial podría suponer para la seguridad, el equilibrio social y la libertad del hombre.

Con esta conciencia, pero también con la confiada esperanza que nos viene del Señor, y con la mente llena de las reflexiones y advertencias contenidas en el mensaje de Su Santidad con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz, ruego a todos los miembros de la Orden de San Juan de Jerusalén que recen con especial fervor por el cese de los numerosos y sangrientos conflictos en curso, por la creación de condiciones que favorezcan una paz verdadera y duradera, y por Su Santidad misma, que tan a menudo lo pide a los fieles y las personas que tienen la alegría de ser recibidas por Su Santidad.

Con filial devoción,

Fra’ John Dunlap