A continuación el texto del videomensaje de Navidad del Gran Maestre de la Orden de Malta, Frey John Dunlap:

Queridos miembros y amigos de la Orden,

Al acercarnos a la Navidad y al nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo, quisiera compartir con ustedes desde el Gran Magisterio de Roma mis más cálidos deseos de una sagrada y feliz Navidad.

En cada época navideña, tenemos motivos para dar gracias a Dios por las muchas bendiciones que ha derramado sobre nosotros como personas, sobre la Orden y sobre la humanidad en todo el mundo. Pero también tenemos motivos para rezar ardiente e incesantemente para aliviar el creciente sufrimiento y los horribles males que azotan nuestra existencia terrenal.

Rezar y trabajar. Porque eso es lo que hace la Orden, y lo que lleva haciendo durante 1.000 años. Rezamos y trabajamos por la justicia y la paz, y cuidamos de los enfermos y los pobres en todo el mundo. Este año, hemos tenido mucho que hacer y muchas tareas que emprender, para ayudar a hacer realidad el Reino de Dios.

En esta Navidad de 2023, dirigimos nuestra mirada hacia Tierra Santa y nos aflige el triste e irónico rastro de violencia en ese mismo suelo por el que una vez caminó el Príncipe de la Paz. En las fronteras de Europa del Este, que separan a Ucrania de Rusia, una guerra sangrienta entra en su segundo año. En las fronteras de Venezuela y la frontera entre Estados Unidos y México, los migrantes económicos son detenidos y retenidos en instalaciones precarias e insalubres. Los migrantes procedentes de África continúan sus incesantes y peligrosas travesías por el Mediterráneo, sólo para encontrarse con puertas y ventanas cerradas a cal y canto. Y en todo el mundo, en muchas sociedades, las mujeres aún no han alcanzado los derechos humanos básicos.

La violencia no exime ni a las mujeres ni a los niños. En el campo de batalla urbano, no se hace distinción entre civiles y soldados. No hay brazos abiertos que acojan a los refugiados que buscan una vida mejor para sus familias. Ni educación, ni ocupación, ni derechos ante la ley para las mujeres rurales.

Estas son las injusticias contra las que luchamos. Estos son los males que pretendemos reparar. Estos son los desgarros que queremos curar.

Este año, la Orden de Malta ha desplegado decenas de miles de hombres y mujeres y considerables recursos para hacer frente a estos males. Nuestros campamentos para refugiados y desplazados internos, nuestros centros sanitarios, nuestras actividades en favor de los pobres, los encarcelados, los olvidados y los marginados, gracias al apoyo de nuestras embajadas, prioratos, asociaciones y cuerpos de ayuda, han marcado una verdadera diferencia.

Su Santidad el Papa Francisco ha llamado la atención sobre la difícil situación de tantos millones de mujeres en todo el mundo. Señala que la violencia y la explotación de las mujeres son fruto del «prejuicio, la posesión y la injusticia». Las palabras del Santo Padre nos recuerdan la extensa labor en favor de las mujeres explotadas que lleva a cabo la Orden, especialmente para las víctimas de la trata, abusos y abandono. También nos recuerdan la profunda y amorosa devoción que la Orden ha mostrado durante siglos hacia la Santísima Virgen.

A medida que se acerca el día de Navidad, nuestros pensamientos y oraciones comienzan a orientarse hacia nuestras familias y nuestros seres queridos. Es lo correcto y es como debe ser. Pero como miembros de la Orden de Malta, no olvidamos a los olvidados. Al contrario: la riqueza de la Orden consiste en que estamos junto a los pobres, los marginados, los débiles, los enfermos. Siempre ahí. Tal vez ocultos, pero siempre ahí.

Les deseo a todos una muy feliz Navidad.

Que Dios les bendiga a ustedes y a sus seres queridos.  Que Dios bendiga a Nuestros Señores los enfermos y los pobres, y que Dios bendiga a la Orden de Malta.