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«Estamos juntos en esta crisis y saldremos de ella reforzados».

Oumayma Farah, de la Asociación libanesa de la Orden de Malta, habla de la emergencia de covid-19 en el país
«Estamos juntos en esta crisis y saldremos de ella reforzados».
08/04/2020

Según la Organización Mundial de la Salud, Líbano se encuentra todavía en fase 3 de la emergencia de covid-19, con un total de 548 contagios y 19 muertes a fecha del 7 de abril. Sin embargo, y dado que el número de personas testadas al día es muy bajo (menos de 500 test en todo Líbano, para una población total de 6 millones de personas incluidos refugiados sirios, palestinos e iraquíes), existe el temor de que el número de personas infectadas supere con mucho las cifras oficiales. Actores no estatales podrían estar poniendo en cuarentena a comunidades enteras de pacientes en áreas fuera del control estatal. Hemos hablado con Oumayma Farah, delegada general de la Asociación libanesa de la Orden de Malta, de la situación en el país de Oriente Medio y sobre cómo la Asociación libanesa de la Orden de Malta ha reorganizado sus programas.

El número de casos confirmados de covid-19 en Líbano está contenido pero, dada la fragilidad del sistema de salud y la crisis política en curso en el país, ¿cuál sería el impacto de un posible aumento del número de casos?

En efecto, el número de casos confirmados es aún muy reducido, por el momento.
Líbano ha cerrado colegios, cancelado eventos público y suspendido los vuelos para no residentes; en términos de cuarentena y de respuesta a la crisis, Líbano cumple los protocolos internacionales. Sin embargo, el sistema de salud se enfrente a una grave escasez de suministros básicos debido a la crisis financiera que se inició el año pasado, que ha dejado a muchos hospitales sin el material necesario. El sistema público de salud del país se encuentra en una situación cada vez más precaria, según recoge un informe de Human Rights Watch. Todos los hospitales, públicos y privados, se enfrentan a problemas de suministro y no pueden importar equipos como respiradores. Líbano no se puede permitir un brote infeccioso, sobre todo en los asentamientos de refugiados, donde las autoridades municipales han decretado estrictas medidas de confinamiento para proteger tanto a la población local como a los refugiados, que viven ya en condiciones muy difíciles. Esto solo puede conducir a un desastre en pérdida de vidas humanas.

Desde hace cuatro décadas, la Orden de Malta en Líbano ha servido a los más marginados, los enfermos, los discapacitados, los ancianos y los numerosos refugiados que viven en los asentamientos. Cuentan con 10 centros médicos operativos y numerosas unidades médicas móviles (MMU). ¿Siguen estas instalaciones operativas, y cómo han adaptado su manera de trabajar con los riesgos sanitarios que supone la covid-19?

La Orden de Malta en Líbano gestiona una red de 30 proyectos diferentes repartidos por todo el país. Todos nuestros proyectos «sociales», como los campamentos de Chabrouh para niños con distintas capacidades, el proyecto Caravan o los programas para jóvenes, han quedado suspendidos hasta nuevo aviso, para proteger a los beneficiarios y los voluntarios.
Gracias a los vínculos especiales que tenemos con las distintas autoridades públicas y, especialmente, con el Ministerio de Sanidad Pública (MOPH), hemos podido seguir adelante con nuestra misión de asistencia sanitaria en nuestros centros de atención primaria y nuestras unidades médicas móviles, que siguen abiertos y operativos. Hemos implantado estrictos protocolos para garantizar la seguridad y la protección del personal y de los pacientes, siguiendo las recomendaciones de la OMS y del MOPH.
Los centros siguen trabajando con las consultas y las recetas más importantes, especialmente para los enfermos crónicos. Todos nuestros enfermeros han seguido programas de sensibilización y prevención, para que ellos mismos puedan sensibilizar a la comunidad sobre la covid-19.
Con las MMU, con las medidas de confinamiento del país, varias regiones han quedado inaccesible, sobre todo en la región de Bekaa.
Gracias a la excepcional fuerza de voluntad del personal sobre el terreno y la buena colaboración con las autoridades municipales, han podido volver a funcionar en su itinerario habitual pero adaptando sus zonas de estacionamiento: las unidades se estacionan en zonas más amplias para garantizar una separación suficiente en la espera.
La MMU de Akkar sigue con su funcionamiento habitual.
Se aplica un estricto protocolo: los pacientes se someten a triaje a su llegada, se aplican medidas de saneamiento antes de entrar en la MMU y se ofrecen mascarillas y guantes a los que no disponen de ellos.
Mientras que los pacientes se encuentran en la sala de espera, se les ofrece información sobre prevención frente a la covid-19.
Solo se realizan derivaciones a laboratorios, y la hospitalización se ha pospuesto para los casos no urgentes, siguiendo las recomendaciones médicas.
Las MMU de Akkar y del noreste de Bekaa funcionan en colaboración con Malteser-International-es.

¿Se enfrentan a problemas a la hora de llegar a los que atienden normalmente, como los migrantes no registrados o ancianos que deben aislarse?

Dado que el país está en situación de encierro, en ocasiones necesitamos adaptar el itinerario de las MMU o cambiar sus zonas habituales de estacionamiento para respetar las medidas de confinamiento. Sin embargo, seguimos esforzándonos en no interrumpir nuestra respuesta a las poblaciones que sufren, especialmente los refugiados y las comunidades locales anfitrionas.
Cada MMU atiende entre 100 y 120 pacientes al día.
En cuanto a los centros, estamos realizando listas de los más vulnerables que no pueden llegar a nuestros centros, y entregándoles sus fármacos mensuales en sus propios hogares. Es importante señalar que el Ministerio de Salud Pública ya hay escasez de medicamentos para enfermedades crónicas, y la demanda en nuestros centros está creciendo.
Por otra parte, se ha establecido una línea telefónica para cada centro, para que nadie tenga que acudir a ellos sin no hay verdadera urgencia, fomentando las teleconsultas con un seguimiento atento de nuestros médicos.

Sus programas llegan a todos los rincones del país y muchos se gestionan en colaboración con las comunidades chií, suní y drusa. ¿Va a afectar la situación actual a esas colaboraciones?

Al contrario, las colaboraciones se han reforzado frente a esta crisis a la que nos enfrentamos juntos. Este virus no diferencia entre ricos y pobres, raza, color o credo: estamos juntos en esta crisis y saldremos de ella reforzados.
Además, antes de la covid-19, el Banco Mundial ha avisado de que la agravación de la situación económica actual va a conducir a una explosión de los niveles de pobreza, que alcanzará el 50% de la población libanesa. La covid-19 ha supuesto un impacto dramático para la situación, de manera mucho más rápidamente. Tenemos que reforzar nuestras colaboraciones y unir fuerzas con todas las comunidades para poder responder más eficazmente a las crecientes necesidades de la población necesitada.

¿Han montado alguna intervención vinculada a la covid-19, o tienen previsto hacerlo?

La pandemia de covid-19 no ha detenido otras enfermedades, y en estos tiempos difíciles, ser capaces de proseguir nuestra misión de asistencia a los pacientes y contribuir a frenar el avance del virus, protegiendo a nuestros médicos y nuestros asistentes, ya es una gran respuesta a la pandemia.
Además, en el plan del MOPH para la siguiente fase de la pandemia, nuestros centros de atención primaria y MMU participarán en el seguimiento y control de los casos positivos asintomáticos de coronavirus y de los pacientes curados, especialmente en las zonas aisladas.
También estudiamos otras respuestas para apoyar a nuestras estructuras y nuestras asociaciones, como la colaboración civil militar que acabamos de firmar con el ejército libanés, la institución libanesa más respetada, que también ha estado muy activo en la respuesta nacional a la covid-19. Por otra parte, estamos intentando ampliar nuestra ayuda y conseguir respiradores, EPI (equipos de protección individual) y test rápidos de covid-19 y/o pruebas PCR, para reforzar nuestra respuesta a las necesidades de la población.