Casi dos semanas después del estallido de la guerra entre Israel y Hamás, la embajadora Michèle Burke Bowe, jefa de la Oficina de Representación ante el Estado de Palestina, ofrece una actualización de la vida en Belén, donde la Orden de Malta gestiona el Hospital de la Sagrada Familia.
¿Cuáles son las consecuencias más inmediatas de la guerra entre Israel y Hamás en Belén?
Los efectos económicos en Belén son ya devastadores. Las escuelas y las empresas han cerrado y el 90% de la mano de obra está sin sueldo porque no hay peregrinaciones. Los nervios están a flor de piel y la vida cotidiana se ha vuelto bastante difícil. Los precios de los alimentos se han disparado y en las tiendas de Belén las estanterías están vacías.
¿Cómo ha afectado esta situación al Hospital de la Sagrada Familia, que la Orden de Malta gestiona desde 1990?
La vida en el Hospital de la Sagrada Familia se ha vuelto más difícil. Aun así, nuestro Hospital ha redoblado su compromiso con las madres y los bebés de Belén para permanecer abierto y seguir atendiendo a todos, especialmente a los más necesitados. Los nacimientos no se detienen por conflictos o guerras. Somos el único hospital de la región que puede tratar embarazos de alto riesgo y atender a bebés prematuros. Las mujeres embarazadas no tienen opciones. A pesar de las carreteras bloqueadas, que limitan el acceso a Belén, la unidad de cuidados intensivos neonatales del Hospital funciona casi a pleno rendimiento y el número de partos es estable. Hemos recibido muchas llamadas para trasladar a mujeres con embarazos de alto riesgo.
¿Hay escasez de fármacos en el hospital?
Ahora mismo nuestros recursos son muy limitados; hay material que necesitamos urgentemente y que no podemos conseguir debido a las restricciones en el transporte entre ciudades. La administración de nuestro hospital ha lanzado un llamamiento urgente a todos los empleados para que tengan cuidado con el uso que hacen del material existente. Varios de nuestros médicos viven fuera de Belén y para ellos desplazarse a Belén es cada vez más difícil debido a los cierres de seguridad israelíes. Muchos de nuestros empleados no pueden seguir con su horario normal de trabajo. El Hospital ha adoptado un protocolo de emergencia, pidiendo a las enfermeras y matronas que trabajen turnos dobles para reducir su exposición a los riesgos del transporte. Algunas noches, nos vemos obligados a pedir a residentes y médicos que hagan dos turnos dobles para mantener la dotación de personal en el servicio de partos y la unidad de cuidados intensivos neonatales. El personal se está volviendo creativo a la hora de encontrar formas de venir a trabajar, porque la gasolina está racionada y es difícil de encontrar, y los puestos de control son cada vez más difíciles de sortear. Un médico del hospital me ha dicho: «No sé cuánto tiempo más podremos seguir funcionando así, pero espero y rezo para que las cosas no empeoren».
La vida en Belén ya se había visto muy afectada por la pandemia de covid-19…
Las tensiones han ido en aumento desde principios de este año. Han sido menos los pacientes que han podido aportar una contribución por la atención prestada, y los precios del material han aumentado. Llevamos desde la pandemia de covid-19 guardando dinero en efectivo y conteniendo los gastos. Nuestro personal no ha tenido aumentos, ni tampoco ajustes para compensar el aumento del coste de la vida desde 2020. A pesar de estas medidas de austeridad, el Hospital se quedará sin dinero en efectivo para su funcionamiento a finales de este mes.
El Hospital de la Sagrada Familia necesita su ayuda ahora para seguir defendiendo la vida y siendo un faro de esperanza y paz en una región que lo necesita desesperadamente. Nos permitirá seguir atendiendo a los más vulnerables de Belén y pagar el sueldo de nuestro personal, que contribuye con su presencia a la paz y la estabilidad de Belén. Sean la esperanza de las madres y los bebés de Belén. Ellos les necesitan. Para hacer un donativo, hagan clic aquí.