Tras la intervención armada rusa en Ucrania, el cuerpo de ayuda local de la orden de Malta (Maltijska Slushba Dopomohy – MSD), activo en el país desde 1993, intenta a pesar de las dificultades organizar la ayuda a la población.
«Llevo al teléfono desde primera hora de esta mañana. He hablado con nuestros compañeros en todas las regiones del país, en las zonas fronterizas y en el Este, donde la situación es dramática», ha afirmado el responsable del cuerpo de ayuda, Pavlo Titko, en una entrevista con la televisión alemana Ard. «Por desgracia, muchos de ellos no pueden trabajar hoy porque deben ocuparse de sí mismos y de sus familias».
El cuerpo de ayuda de la Orden de Malta está organizando un comedor móvil para los evacuados, que se prevé esté en funcionamiento en los próximos días. También trata de preparar la logística, los suministros y la tecnología necesaria para ayudar a los refugiados. Pero el inesperado giro de los acontecimientos ha tomado a todos por sorpresa: «Hasta el final, nadie pensaba que esto fuera a pasar. Hoy hemos vuelto a intentar comprar comida, pero las colas en las tiendas y en las cajas son enormes. Hay poca comida, sólo un paquete por persona y un máximo de 20 litros de gasolina por coche. La gente hace cola todo el día delante de las farmacias».
El cuerpo de ayuda está recopilando una lista de medicamentos vitales y otros productos que se necesitan urgentemente para los refugiados: camas de campaña, mantas, alimentos y dinero en efectivo. El mayor temor es que caigan las infraestructuras básicas, especialmente el suministro de agua y electricidad. «Nadie sabe qué es lo próximo que bombardearán. Cuando los heridos llegan a los hospitales es preciso tener todos los fármacos necesarios, que ya escaseaban antes debido a la crisis económica», explica Titko.
Pero los verdaderos problemas podrían comenzar dentro de dos o tres días, con la llegada de refugiados de todas las regiones de Ucrania hacia el oeste y, sobre todo, con la gran incertidumbre que hay en las fronteras con Hungría y Polonia: «Esperamos muchos refugiados. Ya están llegando, y muchos de ellos quieren seguir hacia el oeste. Hay muchísimas personas en las fronteras polaca y húngara. En la ciudad de Lviv (casi en la frontera con Polonia) la mayoría de los coches no tienen matrícula de esa ciudad, todos los hoteles y los apartamentos están llenos».
La pregunta más importante para la ayuda humanitaria sigue siendo si la frontera con Polonia y Hungría permanecerá abierta, o si Rusia la cerrará. Es difícil saber lo que ocurrirá mañana.