El personal sigue atendiendo a los enfermos y los heridos en la ciudad asediada
El hospital infantil de Alepo, que cuenta con el apoyo de Malteser-International-es, ha desplazado sus operaciones al sótano para ofrecer al personal y a los pacientes la mayor seguridad posible. La decisión se ha tomado después de que falleciera un recién nacido durante un ataque la semana pasada, al quedar interrumpido el suministro de oxígeno en su incubadora. La atención ambulatoria ha quedado limitada a las urgencias más graves.
La zona este de la ciudad donde se encuentra el hospital, controlada por los rebeldes, lleva una semana asediada por el ejército sirio. Las rutas de suministro están cortadas en las áreas rodeadas, aislando así tanto a los rebeldes como a la población civil.
«Es una situación desesperada. Muchos padres con hijos gravemente enfermos no acuden al hospital por miedo a los ataques selectivos contra instalaciones médicas», explica Janine Lietmeyer, coordinadora para Oriente Medio de Malteser-International-es.
«Las vías de escape de la ciudad no son seguras para los civiles atrapados. Nuestros socios nos han informado de que las familias que intentan huir son rechazadas por los militares», afirma Sid Johann Peruvemba, vicesecretario general de Malteser-International-es. «Los pasillos humanitarios tienen que contar con una supervisión internacional, de Naciones Unidas por ejemplo. Actualmente, los habitantes se enfrentan a un futuro incierto, decidan huir o no: deben elegir entre quedarse y morir de hambre, o tomar una ruta potencialmente letal hacia la zona controlada por el gobierno, donde serán recibidos como terroristas. Las personas atrapadas en Alepo necesitan ayuda urgente, pero es imposible hacer llegar los suministros a las áreas asediadas».
El personal médico del hospital respaldado por Malteser-International-es sigue con su trabajo.
«Los bebés prematuros que reciben tratamiento en el hospital no pueden ser evacuados», afirma Lietmeyer. «Sus incubadoras y otros equipos médicos esenciales requieren suministro eléctrico constante. El personal médico ha sido tajante: se quedan, aunque ello signifique poner en peligro sus propias vidas, porque representan la única posibilidad de que los niños del hospital, y muchos otros en Alepo, sobrevivan a esta guerra.
Malteser-International-es presta su apoyo a este hospital pediátrico desde julio de 2015: se encarga de los sueldos del personal y de la adquisición de equipos como respiradores e incubadoras. Malteser-International-es también presta atención médica a aproximadamente 300.000 personas que residen cerca de la frontera entre Siria y Turquía, en cuatro ambulatorios operados por su organización asociada. Más de la mitad de estas personas son desplazados internos de los campos de refugiados.