Más de 1.700 peregrinos caballeros y damas, médicos, voluntarios y enfermos participaron, del 23 al 25 de octubre, en la última peregrinación anual de la Orden de Malta al Santuario de Loreto. Este año también se contó con la presencia de cerca de 170 jóvenes voluntarios, de entre 4 y 16 años, a cargo de pequeñas tareas para los 280 enfermos durante los tres días de encuentros y oración.
Llegados de toda Italia, los participantes se encontraron el viernes por la tarde para la misa, celebrada por el Arzobispo de Loreto, Giovanni Tonucci. Después, asistieron a la evocadora Via Lucis en la basílica, donde según la tradición se halla la Santa Casa de María. El sábado por la mañana, inmediatamente después de la misa celebrada por el Prelado de la Orden, el Arzobispo Angelo Acerbi, los enfermos fueron acompañados al interior de la Santa Casa para unirse en oración, El Gran Maestre Frey Matthew Festing, llegado después del almuerzo, participó en el Via Crucis, la procesión y la bendición de la Eucaristía y, por la tarde, en el rezo del rosario y la concesión de las medallas de Loreto.
La familia como centro y unidad primaria de la sociedad actual, amenazada por el avance del relativismo ético, fue objeto de atención durante las ceremonias, así como la dignidad de la vida humana desde la concepción hasta su final natural. El amor de Dios por la humanidad llega a todas las familias del mundo desde la Santa Casa, el tabernáculo donde la Madonna esperó para alumbrar al Señor del mundo y de la historia, explicó el Gran Comendador de la Orden, Frey Gherardo Hercolani Fava Simonetti. Para la Orden de Malta, añadió, la peregrinación a Loreto es un eslabón importante de la asistencia a los enfermos, centro de nuestra vocación hospitalaria. Como podemos ver el rostro sufriente de nuestro Señor Jesucristo en cada persona enferma, la peregrinación es un paso más en nuestro camino hacia la plenitud de la gracia.
La peregrinación finalizó el domingo, con una misa celebrada por el Propatrono de la Orden, el Arzobispo Paolo Sardi.