«También este año el tema elegido por Su Santidad para el mensaje con ocasión del Día Mundial de la Paz está en el centro de los problemas que afligen a la humanidad en estos años de tumultuosas transformaciones y mayores riesgos para el futuro del mundo y del hombre». Así comienza la misiva que, con motivo del 50º Día Mundial de la Paz que se celebra el 1 de enero, ha enviado el Gran Maestre Frey Matthew Festing al Papa Francisco.
«Quiero expresarle mi gratitud», prosigue la carta, «por haber querido hacer hincapié e incitar a una reflexión sobre la no violencia y su contrapunto, la violencia en las relaciones entre las personas, los Estados y las numerosas realidades no estatales que, para bien o para mal, se han convertido en coprotagonistas de la vida en nuestro planeta. Me adhiero plenamente al mensaje de Su Santidad, en mi propio nombre y el de la Orden de Malta, que, incluso en estos difíciles y complejos momentos, intenta prestar sus servicios en plena fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia y a las indicaciones del Sucesor de Pedro».
Afirma Frey Matthew Festing: «la no violencia, principio que se hace notar precisamente porque está ausente, completa o parcialmente, en gran parte del mundo: en África, donde la guerra y las masacres parecen haber reemplazado a la política. En Asia, donde se están produciendo desarrollos que dejarán su impronta en la historia mundial. En Latinoamérica, donde los meritorios esfuerzos de mediación de la Santa Sede chocan con dificultades y oposiciones difíciles de erradicar. En el atormentado Oriente Medio, escenario de violencias y abusos sin límites. En África septentrional, también tierra de conflictos armados y zona de paso de cientos de miles de nuestros hermanos, que buscan desesperadamente la paz, los recursos y una vida en otro continente. En Europa incluso, donde todavía hay combates en el Este, y donde la ausencia de un acuerdo sobre el problema de la migración provoca miedos irracionales y una semiparálisis que nos impide aprovechar las ventajas del fenómeno migratorio y amplifica los inconvenientes. La no violencia que menciona Su Santidad es un recurso escaso y de valor incalculable».
El Gran Maestre subraya el compromiso de la Orden de Malta «a este respecto, y para intentar aliviar el sufrimiento en más de 120 países. Hospital materno en Belén, acogida en Alemania, campos de refugiados en Líbano, médicos y enfermeros en los barcos guardacostas italianos que recorren el Mediterráneo y en tantas otras zonas en crisis, y ahora también un centro para menores no acompañados en Roma, que estará operativo a finales de enero. Quizá es poco aún, pero traduce el esfuerzo de la Orden de Malta, sentido y compartido, de adaptarse a las exigencias y los desafíos de nuestro tiempo».
«Su Santidad menciona el sermón de la montaña y las ocho bienaventuranzas, que según la Orden de San Juan están simbolizadas por las ocho puntas de la cruz octogonal adoptada por los primeros fundadores del Hospital; ello nos llena de confianza por la benevolencia y la cercanía del Sucesor de Pedro, y nos ayuda a cultivar y mantener una tradición de nueve siglos de antigüedad que, en la actualidad, encuentra nuevas vías y nuevos medios para expresar su espiritualidad convencida y compartida».
«Quisiera transmitir a Su Santidad», concluye la misiva, «la expresión de mi devoción y la de la Orden de Malta en su conjunto, y asegurarle que le acompañan nuestras continuas oraciones: las mías, las de la comunidad del Gran Magisterio, las de toda la Orden».