Los cambios inesperados y radicales impuestos por la pandemia, y sus numerosas consecuencias sociales y económicas, más allá de las sanitarias, se han estudiado durante el almuerzo de trabajo entre el Gran Canciller de la Orden de Malta, Albrecht Boeselager, y más de 20 embajadores de diferentes países europeos, que se ha celebrado ayer en la Villa Magistral de Roma.
«El estado actual de las relaciones internacionales sigue estando caracterizado por un desorden mundial generalizado, una crisis de la democracia, violaciones de los derechos humanos, tendencias autocráticas, un aumento del nacionalismo y del proteccionismo. Todos estos factores afectan inevitablemente a la diplomacia humanitaria», ha afirmado el Gran Canciller.
La embajadora Alexandra Valkenburg, jefa de la delegación de la Unión Europea ante la Orden de Malta y la Santa Sede, se ha sumado a la preocupación de Boeselager, señalando: «Ya es hora de que nos reunamos de nuevo para intercambiar puntos de vista sobre las crisis mundiales y reforzar nuestra cooperación en ámbitos de interés común: la ayuda humanitaria, las migraciones y los refugiados, y el sector sanitario, especialmente en lo que respecta a la crisis de la covid-19. Ambos apoyamos la distribución equitativa de vacunas, ya que sólo podremos superar esta emergencia actuando juntos y sin dejar atrás a los más pobres».
Según ha explicado Boeselager durante la reunión, «las remesas de los trabajadores migrantes, estimadas en 600.000 millones de dólares en 2019, han disminuido en 2020 un 15% y se calcula que este año caerán otro 15%. Esto es tanto como toda la ayuda o cooperación al desarrollo a nivel mundial. Muchos países africanos han retrocedido 10 años desde el punto de vista de su desarrollo. La producción de la vacuna contra el coronavirus ha paralizado la producción de otras vacunas. Enfermedades como el dengue vuelven a ser una amenaza debido a la falta de vacunas. Todos estos factores aumentarán la presión migratoria sobre Europa», ha señalado Boeselager.
El Gran Canciller ha ilustrado las iniciativas de la Orden de Malta en los últimos meses para luchar contra la pandemia, tanto a nivel médico como a nivel diplomático, con la puesta en marcha del proyecto Doctor to Doctor, destinado a aumentar los conocimientos sobre el virus y las terapias para su contención, permitiendo a los distintos países aprender unos de otros.
Boeselager también ha hecho hincapié en los continuos esfuerzos de la Orden de Malta por garantizar la observancia de los principios de la dignidad humana y la aplicación de las leyes humanitarias. Un ejemplo es el curso de formación virtual para funcionarios libios organizado en febrero sobre protección de migrantes y refugiados, una valiosa experiencia para un país que está experimentando rápidas transformaciones, con el Gobierno de Unidad Nacional formado en marzo de 2021.
Los embajadores de la Unión Europea, la mayoría de ellos acreditados ante la Soberana Orden de Malta, han recibido también información sobre el proceso de reforma constitucional de la Orden.