En dos entrevistas separadas con Radio Vaticana, el Gran Canciller de la Soberana Orden de Malta ha comentado el reciente Consejo Pleno de Estado que ha elegido a Frey Marco Luzzago como Lugarteniente del Gran Maestre, marcando el camino hacia el Capítulo General extraordinario que se celebrará el año próximo para poner en marcha la reforma de la Constitución. Albrecht Boeselager también ha explicado cómo se enfrenta la Orden de Malta a los desafíos de la pandemia de covid-19, para responder a las necesidades de las personas afectadas en todo el mundo.
«Al haber elegido a un Lugarteniente del Gran Maestre, podemos ya volver a una gestión eficaz: no se pueden tomar medidas extraordinarias, incluidas medidas financieras, bajo un gobierno provisional. Esta elección era por lo tanto importante para poder volver a una gestión y un gobierno ordinarios». El Gran Canciller ha señalado también que, como resultado del nombramiento del cardenal Silvano Tomasi como delegado especial del Papa ante la Orden, «podremos avanzar rápidamente con la reforma».
El cardenal electo Silvano Tomasi, como ha explicado Boeselager, conoce bien la Orden y está familiarizado con las cuestiones que se debatirán cuando se revisen los estatutos. «Por ello, estoy seguro de que las cosas progresarán con rapidez», ha afirmado, añadiendo que el objetivo es celebrar un Capítulo General a mediados de 2021 para decidir sobre las reformas necesarias en la Constitución y el Código, «si la pandemia nos lo permite».
El Gran Canciller ha comentado también el gran esfuerzo realizado por las numerosas asociaciones y cuerpos de ayuda y de voluntarios de la Orden de Malta en respuesta a la pandemia de coronavirus. «Hubo que reorganizar todos los servicios en contacto directo con el público, como los comedores sociales, la atención a migrantes o los servicios de visitas a domicilio a ancianos o personas discapacitadas. Lo cual ha supuesto un reto considerable en todas partes. Pero es muy gratificante observar cuánta imaginación, cuánto compromiso y cuánta energía se invierte en ello», ha explicado Boeselager. «Se han creado nuevos servicios telefónicos y puntos de distribución de alimentos para los sin techo, donde se puede evitar el contagio». En primavera la Orden de Malta lanzó también la iniciativa Doctor to Doctor, que está resultando ser una herramienta eficaz para que médicos y expertos sanitarios de distintos países se reúnan virtualmente para debatir sobre las investigaciones médicas y los tratamientos de la covid-19.
El Gran Canciller ha señalado el gran peligro que representa la pandemia, que podría conducir a mayores disparidades entre ricos y pobres. «Aquellos que tienen una casa con jardín se ven menos afectados por un confinamiento que los que viven con cuatro niños en un piso de tres o cuatro habitaciones. Y los padres con un buen nivel de educación son más capaces de ayudar a sus hijos con las tareas escolares en caso de cierre de clases, que los que no lo tienen. Es una gran preocupación».
Hablando a los periodistas, Boeselager ha expresado su inquietud por la situación en África. «Aunque la pandemia no esté siendo tan virulenta, las medidas preventivas tienen graves consecuencias: por ejemplo, las escuelas están cerradas, lo cual deja a los niños sin las comidas que hacen en el centro escolar. Esto pone en peligro a aquellos niños cuya única comida diaria es esa».
Las actividades de la Orden en Oriente Medio continúan, a pesar de la inestabilidad política en la región, ha afirmado el Gran Canciller. «En Líbano, especialmente, hemos intensificado nuestro trabajo tras la explosión en el puerto de Beirut: ofrecemos más apoyo médico y tenemos clínicas móviles en funcionamiento. Se acaba de lanzar un nuevo proyecto para ayudar a los pequeños negocios agrícolas: les apoyamos con asesoramiento y formación y, a cambio, ellos aportan el 10% de sus cosechas a programas de la Orden de alimentos para los pobres».
«En Irak continúan también los proyectos de la Orden, sobre todo en el asentamiento de familias cristianas y yazidíes en la llanura de Nínive, adonde llegaron huyendo del grupo terrorista Estado Islámico en el verano de 2014».
En Siria, la acción de la Orden prosigue «en circunstancias muy, muy difíciles». Como afirma Boeselager, la principal condición de un retorno a Siria de los refugiados sería, en sus propias palabras, «un cambio en el sistema político o en la cúpula política». «La mayoría de los refugiados que no vuelven tienen miedo de ser capturados o torturados, de no poder volver a Siria ilesos. Es la razón principal».