El Cardenal Silvano Maria Tomasi, delegado especial del Papa ante la Soberana Orden de Malta, se ha reunido ayer con los miembros de la Primera Clase. Junto a él estaba el Lugarteniente del Gran Maestre Frey Marco Luzzago. El objetivo de la reunión ha sido hacer un balance del proceso de renovación espiritual en el que está inmersa la Orden, la actualización de la Carta Constitucional y el Código, los aspectos que afectarán a la vida de los religiosos y la acción común de todos los miembros para cumplir el carisma de la Orden: servir a los enfermos y a los pobres y dar ejemplo de una vida cristiana coherente.
Como ha señalado el cardenal Tomasi, en el centro de la reforma se encuentran estos elementos, que dan a la Orden su identidad histórica. En este contexto, se propone una observancia más estricta de los votos religiosos por parte de los profesos, así como la modificación de las normas y prácticas para hacerlas más armoniosas con el Código de Derecho Canónico. El encuentro, celebrado en Roma en la Villa Magistral de la Orden de Malta, ha contado con la participación de 32 profesos tanto presenciales como online.
Con esta ocasión, profundizamos con el cardenal Tomasi en los principales puntos de la reforma discutidos durante el encuentro.
Eminencia, ¿confirma que entre los principales elementos de la reforma está la armonización de las normas melitenses con el Código de Derecho Canónico, incluyendo el fortalecimiento de los votos religiosos y la vida comunitaria de la Primera Clase?
Un objetivo clave de la actual renovación, como se ha declarado repetidamente, es salvaguardar y reforzar la originalidad e identidad de la Orden de Malta como orden religiosa laica de la Iglesia Católica.
Este objetivo pasa por una iniciativa importante, la de llevar la vida de los profesos a un compromiso más integrado en la labor de la Orden y ofrecerles la posibilidad, por ejemplo, de practicar el voto de pobreza y la vida comunitaria de forma más coherente.
Todos estamos de acuerdo en que sería deseable que los profesos se comprometieran, no solo a tiempo parcial como desgraciadamente ocurre hoy en día, cuando se ven obligados a ganarse la vida con una profesión civil, sino con la totalidad de su tiempo en las actividades de la Orden en favor de los más necesitados.
¿Sobre qué base se regulará entonces la vida de los miembros de la Primera Clase?
Al vivir el carisma de la Orden de Malta y sus votos, los profesos, en la medida de lo posible, trabajarán en las actividades de la Orden según sus competencias específicas. Obviamente, la Orden correrá con sus gastos de manutención. Este compromiso especial de los profesos tendrá numerosas ventajas:
– ya no estarán obligados a tener una profesión fuera de la Orden;
– podrán vivir su compromiso con la Orden de forma total;
– podrán, si es posible, vivir en comunidad con otros profesos;
– con su sola presencia reforzarán la espiritualidad de las obras de la Orden, haciéndolas más visibles y un ejemplo para los demás miembros.
La cuestión de la observancia del voto de pobreza se resolverá porque la Orden les mantendrá económicamente.
Dado que las normas actuales limitan mucho el número de candidatos al cargo de Gran Maestre, ¿cómo se modificarán los requisitos para su elegibilidad?
Los actuales requisitos nobiliarios para la elección de Gran Maestre limitan mucho el número de candidatos. A día de hoy, solo 11 profesos cumplen los requisitos para ser elegidos Gran Maestre. Algunos tienen más de ochenta años y otros incluso noventa. Por este motivo, la nueva Constitución prevé la supresión de los requisitos nobiliarios para la elección. El objetivo es permitir a la Orden elegir un Gran Maestre entre un mayor número de candidatos. Sin embargo, seguimos hablando de Caballeros Profesos con votos solemnes.
El nuevo compromiso de vida de los Caballeros Profesos les liberará de las profesiones civiles y hará que puedan contribuir a tiempo completo a las obras de la Orden. ¿Estimulará esto nuevas vocaciones?
Ciertamente, eso esperamos. La pastoral vocacional es responsabilidad de todos los miembros de la Orden. La situación actual es el resultado de la reducción del número de vocaciones en los últimos 15 años, que ha hecho difícil compensar el número de profesos fallecidos. Estoy convencido de que la petición del Santo Padre de «reafirmar el perfil de los profesos según la identidad de la vida consagrada en la Iglesia» constituye un reto que interesa a los jóvenes de hoy.
Por otra parte, los cambios en la Constitución y el Código reflejan las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre renovación de la vida religiosa.
Si, en un futuro, la Orden vuelve a ofrecer a los profesos responsabilidades en las obras de la Orden y los apoya materialmente, práctica que se abandonó tras la pérdida de Malta en 1798, esto liberará a los profesos de la necesidad de ganarse la vida en profesiones civiles. Los futuros profesos podrán vivir plenamente el lema de la Orden: Tuitio fidei et Obsequium pauperum.
Las vocaciones vienen de Dios, pero debemos cooperar con Él mediante la oración, el buen ejemplo y la buena planificación. La reforma debería servir también a este fin, haciendo más atractivas las vocaciones en la Orden para los candidatos más jóvenes.
¿Es cierto que la formación desempeñará un papel importante en todos los niveles y para todas las clases?
La formación teológica y espiritual de todos los miembros de las tres clases, así como la preparación previa a la admisión en las diferentes clases de la Orden, se convertirá en un punto esencial como resultado de la reforma. Nunca se ha definido un programa único y moderno para la formación de los nuevos profesos. El nuevo periodo de noviciado ofrecerá una interesante combinación de formación teológica y espiritual y en el compromiso de servicio a los necesitados.
¿Qué plazo prevé para la finalización de esta reforma?
Hoy es difícil hacer previsiones. Progresamos adecuadamente, pero todavía hay que seguir trabajando. Estamos acelerando el proceso para llegar cuanto antes a la vida normal de la Orden que todos deseamos: en la Iglesia y en la sociedad actual, un testimonio de auténtica caridad y esperanza para todos.