Eminencias, Excelencias, hermanos, hermanas y voluntarios de la Orden,
Bienvenidos a todos. Les deseamos una peregrinación maravillosa. Damos una calurosa bienvenida a los que peregrinan por primera vez y esperamos que lo encuentren lo suficientemente inspirador y reconfortante como para volver de nuevo, al igual que muchos de nosotros. De hecho, ésta es mi 28ª peregrinación, aunque nunca olvidaré mi primera vez aquí.
También tenemos varias bienvenidas especiales que dar:
– Tenemos el honor y el placer de contar con Su Eminencia Gianfranco Ghirlanda, nuestro cardenal patrono, nombrado por el Santo Padre en junio de 2023.
– Nos complace contar de nuevo con la presencia de Su Eminencia Silvano Maria Tomasi.
– Tenemos el placer de anunciar la presencia de nuestro nuevo prelado, monseñor Luis Cuña Ramos, nombrado en diciembre de 2023.
– También quisiera dar las gracias al comité de coordinación y, en particular, al marqués Gian Luca Chiavari, que desgraciadamente no podrá estar con nosotros este año por motivos de salud. Le deseamos salud y mucha felicidad. Creo que es la primera vez desde que vengo a Lourdes que no está con nosotros en este escenario.
Este año, contamos con cerca de 7.000 participantes, con 1.200 malades, venidos de cerca y de lejos, incluidos Estados Unidos, Hong Kong, Corea del Sur, Filipinas, Tailandia, Australia y Ucrania, así como de Europa, por supuesto. La de 2024 será la 66ª peregrinación internacional de la Orden de Malta. Como todos ustedes saben, esta peregrinación es el corazón de la Orden de Malta. Reúne a la familia internacional de la Orden para rezar y cuidar de sus invitados, nuestros amados enfermos, con amor y dedicación. Es en este lugar, a los ojos de aquellos a quienes servimos, donde reconocemos la aguda humanidad de Jesús: su vulnerabilidad, su fragilidad ordinaria.
En el huerto, antes de ser crucificado, Jesús se dirige a los discípulos y les pide que velen por él mientras reza, pero ellos se duermen. «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo?», se lamenta. Estas conmovedoras escenas retratan a un Jesús dolorido y enfermo en todo su sufrimiento y en toda su desesperación por no ser amado y cuidado por sus amigos. Una y otra vez, pide a sus discípulos que crean en él, porque ¿qué es un amigo sino alguien que cree en ti? En eso consiste venir a Lourdes. Construir confianza y amistad, acompañar a los enfermos y débiles por un camino de oración, fe y paz espiritual. Crear lazos que alimenten la esperanza y la renovación.
Mientras rezamos aquí, en muchas partes del mundo se desarrollan terribles dramas que causan miseria y sufrimiento. En todo el planeta, la gente huye de la guerra, la inseguridad política, la violencia, la pobreza y las catástrofes naturales. Como miembros de la Orden, la ayuda que ofrecemos está profundamente arraigada en la fe cristiana y en el amor a nuestros semejantes, Nuestros Señores los Enfermos y los Pobres.
Escuchamos activamente la dramática súplica de las numerosas víctimas de la guerra y la violencia y hacemos nuestro el reciente mensaje de cuaresma del Papa Francisco: «El éxodo de la esclavitud a la libertad no es un camino abstracto. Para que nuestra cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad. Cuando en la zarza ardiente el Señor atrajo a Moisés y le habló, se reveló inmediatamente como un Dios que ve y sobre todo escucha: «Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3,7-8). También hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos y hermanas oprimidos. Preguntémonos: ¿nos llega también a nosotros? ¿Nos sacude? ¿Nos conmueve?» Nuestra respuesta a Su Santidad es SÍ. Oímos ese grito, y SÍ, nos sacude y nos conmueve. En todas nuestras obras, nuestro objetivo y nuestra misión son ayudar a los que sufren. Vemos, escuchamos y sentimos el dolor y la desesperación a nuestro alrededor. Servimos a la humanidad en toda su belleza y en toda su miseria.
La Orden de Malta está en primera línea en muchos lugares llevando alivio y consuelo a los necesitados. En Belén, en medio de los disturbios, el Hospital de la Sagrada Familia sigue siendo un faro de esperanza, donde la salud de las madres y sus bebés se vuelve aún más crucial. Estamos cerca de la población de Gaza, donde la escasez de alimentos y de productos básicos está provocando una crisis sin precedentes. En Líbano, nuestra Asociación ha atendido a miles de personas que sufren la actual crisis social y económica que parece no tener fin y que ha empujado a tantas personas a la desesperación y la indigencia. En Ucrania, seguimos ayudando a los desplazados internos y a los refugiados que huyen a los países vecinos. En África, prestamos apoyo social y médico permanente en muchos países y atendemos a desplazados internos en Sudán del Sur y Uganda.
Por último, no olvidemos el Año Jubilar en 2025. La Orden de Malta estará presente durante el Año Santo prestando servicios de primeros auxilios en las cuatro basílicas mayores de la Ciudad Eterna, donde se esperan más de 32 millones de peregrinos. Necesitaremos muchos voluntarios y miembros de la Orden comprometidos, que estoy seguro se ofrecerán cuando llegue el momento. Les ruego que consideren la posibilidad de ofrecerse como voluntarios para esta tarea monumental.
Pero nuestro trabajo se desarrolla también en el día a día de tantas personas, víctimas de la injusticia y la desigualdad, y me siento humilde ante la labor que ustedes, nuestros miembros y voluntarios, llevan a cabo en todo el mundo, con devoción y dedicación.
Mi gratitud al presidente de la Asociación francesa y a todos los miembros de su equipo, a nuestros dirigentes aquí en Lourdes, al equipo de coordinación internacional de nuestra peregrinación en Roma, y a nuestros Grandes Priores y presidentes que, todos juntos, han realizado un fantástico trabajo de organización de este acontecimiento internacional.
Os deseo a todos una santa y gozosa peregrinación. ¡Disfruten de Lourdes! Por experiencia, a los que vienen por primera vez puedo asegurarles que les cambiará la vida. Vive Notre Dame de Lourdes et Vive Bernadette.