Fue en 1998 cuando Ordre de Malte France lanzó un proyecto innovador: transformar una embarcación en un centro de acogida para los sin techo. Desde hace 15 años, anclado en París en la ribera del Sena, “Le Fleuron Saint Jean” prosigue con su misión de acogida, ofreciendo apoyo psicológico y favoreciendo la reinserción en la sociedad.

Abierta 365 días al año, esta embarcación acoge a 50 hombres en condiciones de grave precariedad, y los acompaña en su reinserción social y laboral. Su estancia a bordo permite a estas personas recuperar fuerzas, tanto físicas como psicológicas, y les ayuda a definir un proyecto de vida. Con 38 metros de eslora, utilizada anteriormente para el transporte de arena y carbón, esta embarcación está equipada con 25 cabinas, que pueden alojar cada una a dos pasajeros y a sus perros. “Este proyecto se dirige a la persona en dificultad en su totalidad. La atención no se centra sólo en el individuo, sino también en los vínculos que crea con su perro, a menudo el único compañero fiel en las largas y frías noches invernales”, explican los responsables del proyecto en Ordre de Malte France.

En 2013, la embarcación alojó a 875 pasajeros y 40 perros. Les asisten los 11 miembros de la tripulación: 5 vigilantes nocturnos, 2 técnicos, un animador, un asistente social, el director y el subdirector. El equipo se apoya en 80 voluntarios que, por turnos, se ocupan del comedor social y de acompañar a los pasajeros. La última de las iniciativas ha sido un programa de actividades socioculturales con proyecciones de películas y cursos de escritura.

En origen creado para ofrecer una solución de urgencia a las personas sin techo, con el pasar de los años se ha hecho necesario que el proyecto sea un apoyo más estable. Así, a partir de finales de octubre de 2013, la duración máxima de la estancia pasó de 4 semanas a 3 meses, renovables hasta 6 meses. “La ampliación de la estancia ha hecho que el ambiente a bordo sea más relajado y tranquilo. Los pasajeros tienen así el tiempo necesario para recuperarse emocionalmente, y para considerar una trayectoria de reinserción”, comenta Monique Lauthier, directora del proyecto.

Un asistente social acompaña a los pasajeros en sus gestiones administrativas para que conozcan sus propios derechos, para acceder a atención médica o para abrir una cuenta bancaria. En una segunda etapa se elabora un perfil profesional, con la preparación de un programa de inserción.

Con tan sólo 15 años, el “Fleuron Saint Jean” ha devuelto ya la esperanza a varios miles de personas.