Cada año mueren 400.000 personas en el mundo a causa de la malaria, de las cuales el 67% son niños. Aún hoy, esta enfermedad es la principal causa de hospitalización de niños en algunos países del mundo. Desde 2017, Ordre de Malte France se encarga del departamento de pediatría dentro de su hospital Jean-Baptiste en Costa de Marfil, que se ha convertido rápidamente en un punto de referencia regional para la atención sanitaria infantil. «Durante el periodo de máxima actividad, que se produce durante la temporada de lluvias, podemos tener hasta diez casos graves al día que requieren hospitalización o incluso cuidados intensivos», explica el Dr. Ouattara, responsable de la unidad materno-infantil y del departamento de pediatría del hospital. «Los padres suelen acudir tarde a los centros de salud, por lo que esta enfermedad es la tercera causa de muerte en el hospital Saint Jean Baptiste. La madre suele estar sola, sin poder de decisión, sin medios económicos y sin posibilidades de desplazarse», afirma.
En Costa de Marfil, como en muchos países africanos, la automedicación y las «terapias tradicionales» siguen siendo muy practicadas. Los pacientes corren el riesgo de sufrir un shock séptico, neumonía grave, meningitis o deshidratación aguda. «El retraso en acudir a consulta suele traducirse en tratamientos más largos y costosos para los padres», se lamenta además el Dr. Ouattara.
El efecto de la pandemia
Entre 2017 y 2020, la tasa de mortalidad por malaria se redujo en casi un 50% en Costa de Marfil. Sin embargo, la pandemia de la covid-19 ha frenado considerablemente esta dinámica: «La restricción de los desplazamientos, el miedo a la contaminación en los espacios públicos y en centros sanitarios han limitado tanto la prevención como las consultas y, por tanto, el acceso al tratamiento», explica el Dr. Ouattara. «Esto es fácilmente observable en nuestro hospital: ¡hemos realizado casi 2.000 pruebas de detección menos que en 2019!»
Por otro lado, los mosquitos son cada vez más resistentes a los insecticidas y los parásitos a algunos antimaláricos, lo que complica la prevención y el tratamiento de la malaria.
A pesar de los avances médicos, la solución para el Dr. Ouattara es aumentar la concienciación y la prevención, pero también facilitar el acceso al tratamiento a los más vulnerables, los niños y las mujeres embarazadas, tanto financiera como geográficamente.
Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, las noticias son alentadoras: la Organización Mundial de la Salud estima que diez países están ya libres de malaria endémica. Un objetivo que perseguir en Costa de Marfil y en el Hospital Saint Jean-Baptiste.