En los dos últimos años, la Soberana Orden de Malta ha intensificado su acción de lucha contra la trata de seres humanos. Ayer, en París, ha organizado la conferencia «Como luchar mejor contra la trata sexual de mujeres en África occidental y ayudar a su rehabilitación», que ha reunido a docenas de expertos entre diplomáticos, investigadores, responsables políticos, representantes institucionales europeos y nigerianos, organizaciones católicas, congregaciones religiosas femeninas y consejeros psicosociales. El objetivo de los debates, articulados en torno a tres mesas redondas temáticas (Prevención de las salidas e identificación de la trata, Protección de las víctimas en Francia y Rehabilitación de las víctimas), ha sido reforzar las sinergias y la cooperación entre los distintos actores que operan sobre el terreno y en la comunidad internacional, para intensificar la lucha contra esta horrible lacra que alcanza ya cifras sin precedentes.
La conferencia se ha centrado principalmente en Nigeria, donde la demografía al alza y las difíciles condiciones de vida fomentan el negocio de la trata de seres humanos, que se ha convertido en una estrategia de guerra. «El secuestro de niñas y mujeres por parte de Boko Haram es una estrategia deliberada de generación de ingresos», ha señalado el Gran Canciller de la Orden de Malta, Albrecht Boeselager, en su discurso inaugural. El Gran Canciller ha repasado la labor de la Orden de Malta en Nigeria donde, con el apoyo de uno de sus embajadores especiales para la lucha contra la trata, se inauguró a principios de 2019 en Lagos un centro de acogida para atender, proteger y rehabilitar a mujeres víctimas de la trata a su regreso a Nigeria.
La hermana Patricia Ebegbulem, que dirige el hogar Bakhita, ha expuesto los programas de bienvenida ofrecidos a las mujeres, empezando por su llegada al aeropuerto y siguiendo con el proceso de integración y rehabilitación basado en un enfoque «transformador», con el que las víctimas recuperan progresivamente su confianza y su autoestima.
Los graves traumas, a veces irreversibles, que sufren las víctimas han sido objeto de un reconocimiento generalizado de todos los participantes; el Gran Canciller ha querido subrayar la dura sumisión a la que son sometidas estas jóvenes: «Se las somete a rituales increíblemente dolorosos que hacen que las víctimas se sientan obligadas a acatar y a obedecer a sus captores, y se les hace creer que si rompen el juramento vudú, sellado frente a un chamán, atraerán terribles consecuencias para ellas y sus familias».
Además de las dramáticas cicatrices físicas, las repercusiones psicológicas de la explotación sexual han centrado las explicaciones de los profesionales que, con sus fundaciones y sus centros de rehabilitación en Nigeria y Francia, atienden todos los días a mujeres víctimas de la trata, muchas de ellas menores.
La reunión se ha centrado en los programas de retorno que, según los ponentes, deberían mejorar y perfeccionarse, y en la necesaria mejora de la formación de las autoridades policiales y judiciales. Igualmente se ha debatido sobre la necesidad de estrategias transnacionales más sólidas que identifiquen y protejan mejor a las víctimas de la trata sexual, procedentes en un 75% de África sudoccidental, y sobre un sistema de financiación que englobe a las numerosas organizaciones locales, muchas de ellas dirigidas por monjas.
En su discurso de clausura, el Gran Hospitalario Dominique de La Rochefoucauld-Montbel ha puesto de relieve el gran compromiso demostrado por Ordre de Malte France, coordinadora del evento, y de la totalidad de la Orden de Malta que, con su amplia red diplomática, está firmemente comprometida con las acciones de sensibilización de la comunidad internacional y está dispuesta a apoyar nuevas colaboraciones y sinergias.