A principios de abril la diócesis católica romana de Iasi, en la provincia rumana de Moldavia, pidió a la Asociación rumana de la Orden de Malta ayuda para conseguir mascarillas FFP para los sacerdotes de la diócesis, ya que debían acudir a visitar a sus parroquianos en los hospitales, y celebrar funerales. La Asociación rumana se dirigió entonces a Malteser Hilfsdienst Alemania y solicitó ayuda, no solo para la diócesis de Iasi, sino para las doce diócesis católicas en Rumanía (seis diócesis católicas romanas y seis grecocatólicas) y la diócesis católica romana de Chisinau en la República de Moldavia, en total más de 2.000 sacerdotes católicos.

No solo pidió ayuda la Asociación rumana: el Gran Priorato de Austria y las organizaciones de ayuda húngara y croata de la Orden de Malta también la necesitaban. Malteser Alemania había hecho un gran pedido de mascarillas FFP2 a China, pero el envío se retrasó un par de semanas, y al llegar a Colonia se comprobó que las mascarillas no eran adecuadas, así que se rechazó el pedido. Finalmente, Malteser utilizó sus propias reservas y envió a Viena casi 9.000 mascarillas para Austria, Hungría y Rumanía.

El miércoles 3 de junio, dos trabajadores de Malteser Hospitaldienst Austria salieron por la mañana con un cargamento de 600 mascarillas para Hungría y casi 5.800 para Rumanía. Horas después entregaron el paquete de mascarillas en Hungría, para después continuar su viaje hasta Nadlac, en la frontera húngaro rumana. Allí la policía de fronteras les informó de que no estaban autorizados a entrar en Rumanía, puesto que en caso de hacerlo deberían permanecer catorce días en cuarentena domiciliaria. Sin embargo, sí que les permitió descargar las diez cajas con mascarillas FFP2 en la barrera fronteriza, que fueron recibidas del otro lado por un voluntario del Serviciul de Ajutor Maltez de la Orden de Malta en Rumanía.

La historia de Malteser Hilfsdienst está conectada a la población de Europa Central y Oriental casi desde su fundación en 1953, como explica Douglas Graf von Saurma-Jeltsch, miembro del Consejo de Administración de Malteser Hilfsdienst e.V. «Nuestros voluntarios fueron llamados a asistir a refugiados húngaros en 1956 en la frontera entre Austria y Hungría, en el marco de la revolución húngara. Recibieron una petición de la Iglesia Católica polaca en 1981 para auxiliar a los afectados por la guerra en el país, y trabajaron sobre el terreno junto a nuestros socios de la Orden de Malta de Hungría y Austria en el histórico campo de Budapest de 1989 destinado a los refugiados de Alemania Oriental».

«Hoy, no solo estamos orgullosos de ser los «padrinos» de la Orden de Malta en la mayoría de los países de la UE, además estamos agradecidos y felices de contar con socios fiables y competentes que nos permiten ampliar nuestra cooperación internacional entre organizaciones de la Orden de Malta en la UE. Estamos impresionados – afirma  Saurma, con los esfuerzos que han desplegado durante la crisis de la covid-19, en condiciones muy difíciles. Nos alegra poder tenderles la mano siempre que nos es posible, ya no como padrinos, sino como amigos, como iguales, unidos por el mismo espíritu y la misma misión.»