En octubre, un desastre sin precedentes asoló Hungría. Una descarga de barros tóxicos de una planta de aluminio ahogó Ajka, una ciudad a 160 km al sur de Budapest, matando a siete personas. Después de contaminar el Danubio, la inundación tóxica hizo que miles de personas fueran evacuadas y otros cientos necesitaran tratamiento médico para sus heridas y quemaduras, causadas por el contacto con el barro.
El servicio hospitalario de la Orden de Malta en Hungría (MMSZ) entró en acción el mismo día de la catástrofe, por la tarde. Los voluntarios de la Orden prepararon y distribuyeron un total de 19.400 almuerzos a las familias de desplazados y sus rescatadores. Igualmente, se repartieron toneladas de botas de goma, ropa de protección y kits de necesidades básicas.
La fase siguiente de la intervención de MMSZ consistió en recolocar a las familias desplazadas de las ciudades de Devecser y Kolontár en pisos de alquiler. Hasta que hayan encontrado otra solución, podrán seguir viviendo allí gratuitamente durante los próximos seis meses. El servicio de la Orden de Malta en Hungría también coordinó el traslado de las familias, y está fuertemente implicada en los servicios post-emergencia en las zonas afectadas.