En febrero pasado, el Cuerpo de Emergencia Alemán (Malteser) de la Orden de Malta distribuyó alimentos, jabón, mantas, cocinas de queroseno y ropa de invierno a cerca de 200 familias afganas refugiadas. Estos emigrantes retornados de Irán y Pakistán viven en refugios de emergencia en un campamento de las afueras de Kabul. En total, hemos conseguido llegar a cerca de 1.400 personas, incluidos 800 niños, afirma Nicole Moran, del equipo de la Orden de Malta que dirige el programa de ayuda sobre el terreno. ¡La necesidad de ayuda es acuciante, ya que siete personas ya han fallecido de frío en otro campamento!.
Según Moran, Kabul está sufriendo este año un invierno especialmente duro. Algunas noches la temperatura ha bajado a 10 grados bajo cero, y no había visto tanta nieve en mucho tiempo. Por lo tanto, los refugios de emergencia son un problema adicional: Las personas no están autorizadas a construir casas de hormigón en los campamentos. Viven entre cuatro paredes bajas de arcilla, cubiertas provisionalmente con toldos: una protección bastante inadecuada frente al frío. Otro de los problemas es el terreno de muchos de los 22 campamentos, que se deshiela durante el día. La nieve ha convertido el terreno en un gran barrizal. No hay instalaciones sanitarias en el lugar, por lo que el riesgo de infección es muy elevado.
El programa de ayuda de Malteser se lleva a cabo en cooperación con el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán y la organización afgana Centro de cooperación para la reconstrucción y el desarrollo de Afganistán (CCARD).
En febrero y marzo se llevó a cabo, junto con ACNUR (Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados), un programa adicional de ayuda para el invierno, dirigido a otras 200 familias. Los alojamientos destruidos durante la guerra serán reconstruidos y preparados para el invierno, y se restaurarán los servicios sanitarios.
La Orden de Malta está presente en Afganistán desde 2002. Actualmente trabaja en seis provincias y en la capital, Kabul, y apoya la reconstrucción del país con un personal de seis trabajadores internacionales y 250 locales. Desde el final del régimen Talibán cerca de 3,6 millones de refugiados han retornado a Afganistán. Gran parte de Kabul sigue destruida y las posibilidades de ingresos son muy limitadas.
